Observaciones de eclipses de Sol realizadas en Argentina (1810 – 1950) I

Santiago Paolantonio

Ver parte II

Los eclipses solares difícilmente pasan desapercibidos a las personas en la zona en que son visibles. Desde tiempos remotos fueron motivo de curiosidad y estudio. La observación de estos fenómenos a lo largo del tiempo, hizo posible predecirlos y resultaron un importante móvil para el desarrollo científico. Con los eclipses de Sol se tuvo conciencia de la regularidad de los fenómenos naturales y se adquirió confianza en la razón para explicarlos, se descubrió la aceleración secular de la Luna y el retardo de la rotación terrestre. Con su estudio se lograron numerosos conocimientos sobre el Sol, su cromósfera, las protuberancias, la corona, etc., y a principios del siglo XX, posibilitaron la primera confirmación de una de las predicciones de la revolucionaria Teoría de la Relatividad.

Por lo dicho no es extraño que se haya abordado ampliamente la historia sobre la observación de los eclipses desde tiempos remotos. Sin embargo, esto no es una afirmación válida para el caso de lo realizado en Argentina. Este texto pretende realizar un aporte para comenzar a saldar esta deuda, presentando los estudios que sobre los eclipses solares se llevaron adelante en el país, desde su formación y hasta la mitad del siglo XX.

Período 1810 – 1916

El primer eclipse solar visible – como parcial – desde Argentina tuvo lugar el 28 de septiembre de 1810, poco después de la Revolución de Mayo acaecida ese año. En 1811 la sombra de un eclipse total transitó Tierra del Fuego y las Islas Malvinas, y en 1813 se presentó el primero de tipo anular. Hasta el centenario de la Declaración de la Independencia (1916), se sucedieron 47 eclipses solares observables desde territorio argentino[1](Tabla I). De este conjunto, 6 se presentaron como totales, los fenómenos de mayor interés científico, mientras que 2 fueron anulares. De los restantes 39 parciales, 14 pueden considerarse como marginales, dado que afectaron una zona muy reducida o la parte del Sol eclipsada resultó muy pequeña, por lo que no solo no revistieron interés astronómico, sino que pasaron desapercibido para la gran mayoría de la población.

Primera observación de un eclipse de Sol realizada por un astrónomo profesional.

Argentina tiene una larga tradición astronómica, pueden identificarse aficionados a esta ciencia desde sus mismos orígenes (Paolantonio, 2017), por lo que seguramente los eclipses solares fueron seguidos por los entusiastas de las cosas del cielo. Sin embargo, hasta el momento no se cuentan con referencias de esta actividad durante los primeros años de la república.

El primer registro del seguimiento de un eclipse de Sol que se puede identificar, corresponde al del 20 de enero de 1833, que se presentó como anular para la zona cordillerana (ver Mapa 1). El fenómeno fue observado desde la ciudad de Buenos Aires, donde se lo apreció como parcial, por Octavio Fabrizio Mossotti, el primer astrónomo profesional que actuó en Argentina. Este físico y astrónomo nacido en Novara – hoy Italia –, había sido contratado para cubrir la cátedra de Física Experimental y Astronomía, creadas a principios de 1827 en la Universidad provincial de Buenos Aires. Mossotti se instaló en las celdas altas del Convento de Santo Domingo de Buenos Aires, donde organizó un pequeño observatorio astronómico y meteorológico (Paolantonio, 2010). Si bien no se cuenta con detalles de lo efectuado durante el mencionado eclipse, probablemente consistió en la verificación de los tiempos de contacto de la sombra, que se realizaba con el propósito de corregir las tablas lunares y precisar el complejo movimiento de este astro. Mossotti regresó a su patria el mismo 1833 y la astronomía profesional en el país se interrumpió hasta 1871.

Octavio Fabrizio Mossotti primer astrónomo profesional que trabajó en Argentina (Wellcome Library, London), profesor de la Universidad de Buenos Aires, observó el eclipse solar del 20 de enero de 1833 desde el Convento de Santo Domingo en Buenos Aires (S. Paolantonio, 2015).

Mapa 1. Trayectorias de la sombras de los cuatro eclipses totales que sucedieron entre la formación de Argentina y la inauguración del primer observatorio nacional. Destacado en amarillo, zona en que fue visible como anular el eclipse del 20 de enero de 1833, el primero estudiado en el país. O. F. Mossotti lo observó desde Buenos Aires como parcial[2].

Una nueva etapa

El 24 de octubre de 1871 se inauguró el Observatorio Nacional Argentino (ONA) en la ciudad mediterránea de Córdoba, hecho que marcó el inicio de institucionalización de la astronomía en el país. Esta institución – hoy denominada Observatorio Astronómico de Córdoba –, gestada durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento y el ministerio de Nicolás Avellaneda, tuvo como director fundador al reconocido astrónomo estadounidense Benjamin A. Gould.

Entre los objetivos fundacionales propuestos para el ONA, ninguno se relacionaba con la observación de eclipses. A pesar que Gould contaba con experiencia en la observación de estos fenómenos, consideraba que no correspondía que un establecimiento de la jerarquía del observatorio nacional se dedicara a su investigación[3] (Paolantonio y Minniti, 2001).

En ocasión del eclipse parcial del 30 de noviembre de 1872, el primero que se presentó con posterioridad a su inauguración, el ONA recibió fuertes críticas por no ocuparse de su estudio y de informar a la sociedad sobre el mismo. La lectura del siguiente fragmento de la carta enviada al Presidente Sarmiento con posterioridad al fenómeno, resulta esclarecedora sobre las ideas que tenía el director del establecimiento:

…, le mandé mi respuesta a un suelto que andaba reproduciéndose en varios diarios, quejando de que el Director del Observatorio Nac. no había dicho ni una palabra sobre el gran eclipse total que iba verificarse el 30 de noviembre [desde Argentina se lo vio como parcial – ver mapa 2 –]. Hubiera preferido no ocuparme de ello, pero varios amigos me escribieron diciendo que el asunto estaba perjudicando a la reputación y fama que gozaba la institución y pidiéndome publique algo. Espero le haya gustado mi Boletín… Dice el Standard que se vendieron en aquel día más de 1000 «miraeclipses» en Buenos Aires a personas que esperaban un eclipse total (pero quienes no se acordaban que un eclipse total no necesita de ningún «miraeclipse»!). Parece que mucha gente lo ha creído un deber del Obs. hacer anuncios de todos los eclipses. Tal vez será político hacerlo; no sería difícil la tarea aunque algo inútil. Sin embargo tengo noticias de que «los porteños» (toda cosa mala en Córdoba es porteña) se han enojado mucho sobre el estilo de mi defensa! ¡Gente mala estos gringos masones! (Gould a Sarmiento, 6/12/1872, Museo Sarmiento, Nº 1510).

Al no considerarse una tarea prioritaria, los eclipses solares no fueron seguidos durante la gestión de Gould y gran parte de la dirección de su discípulo y sucesor, John M. Thome. A lo largo de este período, solo se comunicó a la prensa alguna información con el objeto de satisfacer la curiosidad de la población.

La segunda institución astronómica argentina fue el Observatorio Astronómico de La Plata (OALP), inaugurado en 1883 bajo la dirección del francés Francisco Beuf, en la recientemente fundada capital de Buenos Aires, provincia de la que dependía. A diferencia del ONA, entre sus objetivos se incluían explícitamente observaciones ocasionales de eclipses (Gershanik, 1979:18).

Si bien el observatorio estaba fundado, el proceso de adquisición de instrumentos y construcción de los edificios necesarios demoraron varios años, por lo que no es de extrañar que el eclipse de 1884, visible en la zona patagónica, no fue estudiado. Del siguiente, ocurrido en 1891, visible como parcial en La Plata, tampoco se tienen referencias de que haya sido observado.

Mapa 2. Trayectorias de las sombras de los eclipses totales que tocaron Sudamérica, ocurridos con posterioridad a la fundación de los primeros observatorios argentinos y hasta 1916. Solo dos pasaron por territorio argentino, en 1893 y 1908.

Primera expedición para la observación de un eclipse total de Sol

El 16 de abril de 1893 se presentó el primer eclipse total de Sol cuya sombra transitó territorio argentino con posterioridad a la creación de los observatorios. La zona de totalidad barrió el norte de Chile y Argentina, pasó por Paraguay y Brasil, para luego cruzar el Atlántico y finalmente llegar al África.

La singularidad del fenómeno y el interés de la comunidad científica mundial, movilizó a los astrónomos locales. El OALP dispuso la publicación de efemérides con predicciones de tiempos de contacto para numerosas localidades argentinas, mapas con la zona de la totalidad y diagramas de cómo se vería el fenómeno, así como registros del tiempo atmosférico entre los años 1887 y 1889. En síntesis, información útil para quienes desearan seguir el evento. No se previó su estudio, posiblemente debido a la seria crisis presupuestaria que afectaba a la institución.

Publicación del Observatorio Astronómico de La Plata con datos para la observación del eclipse de Sol del 16 de abril de 1893.  Portada y esquemas con las «Apariencias del eclipse» para la localidad de Salta.

En cuanto al ONA, su director John M. Thome, dispuso su observación en la zona de totalidad. Fue la primera vez que un observatorio argentino organizó una expedición para la observación de un eclipse de Sol. La comitiva fue la única que se instaló en Argentina, por lo que complementaría las observaciones de las comisiones de diversos observatorios que se ubicaron en Chile y Brasil.

Los preparativos se iniciaron en 1892, con la determinación del mejor sitio para la observación y la realización de las adaptaciones a los instrumentos que se utilizarían, dos refractores de 12,5 cm de diámetro. Se eligió la localidad de Rosario de la Frontera, en la provincia de Salta. Los estudios se centrarían principalmente en la corona solar y en la búsqueda del hipotético planeta Vulcano[4].

El director fue acompañado por los astrónomos ayudantes R. H. Tucker y C. W. Ljungstedt. A pesar que todo estaba correctamente dispuesto, los esfuerzos se vieron frustrados debido a que el Sol permaneció oculto por las nubes. Solo se pudieron obtener los instantes de inicio y finalización de la totalidad a partir de la oscuridad ambiente.

Uno de los dos instrumentos preparados en el ONA para la observación del eclipse de 1893. Se trata de un telescopio refractor portátil A. Clark de 12,5 cm de abertura, adquirido en 1871 y que estaba empleándose para las observaciones de la Córdoba Durchmusterung (Museo Astronómico OAC, S. Polantonio, 2011).

Para más detalles sobre esta expedición

 

El siguiente eclipse fue el parcial del 2 de enero de 1897. El ONA siguió con su política de no prestar mayor atención a estos fenómenos. El OALP tampoco lo observó, la institución continuaba atravesando una profunda crisis a la que se le agregó que su director, F. Beuf, se encontraba aquejado de una grave enfermedad que lo llevó a su muerte dos años más tarde.

Cuando se presentó la siguiente oportunidad con el parcial del 10 de julio de 1907, el OALP comenzaba a recuperarse, en esa ocasión se utilizó el telescopio refractor de 433 mm para realizar registros fotográficos (Porro Di Somonzi, 1909; 5).

Registro fotográfico obtenido desde el Observatorio Astronómico de La Plata del eclipse parcial de Sol del 10/7/1907 en su fase máxima (Caras y Caretas, 13/7/1907, Nº 458).

El 23 de diciembre de 1908, se produjo el siguiente eclipse total cuya sombra cruzó el norte de Uruguay y Argentina. A diferencia de 1893, el ONA no organizó ninguna expedición, la razón seguramente se debió a que el Dr. Thome había fallecido imprevistamente tres meses antes, quedando el observatorio bajo la dirección interina de E. Sarmiento. Tampoco se tienen registros de su observación desde La Plata.

Primeras expediciones al exterior

La designación en 1909 del Dr. Charles D. Perrine como director del ONA, implicó un fuerte cambio en relación a los eclipses solares, al abrirse una línea de investigación para su estudio. Perrine contaba con una amplia experiencia en la observación de estos fenómenos, en los cuales estaba especialmente interesado por haber participado en varias expediciones en su anterior puesto de astrónomo en el Observatorio Lick. Luego de asumir la dirección del observatorio de Córdoba, comenzó a organizar la observación del eclipse total que ocurriría el 10 de octubre de 1912, cuya sombra transitaría el sur de Brasil. En los talleres del observatorio se prepararon instrumentos especiales, construidos en madera[5] con un diseño similar a los que Perrine había empleado en el Lick.

Mientras esto sucedía, a fines de 1911, el astrónomo alemán Erwin Freundlich, encargado por Albert Einstein para intentar una verificación de su teoría, se contactó con Perrine.  Consiente de la gran experiencia del director del ONA, Freundlich le solicitó ayuda para efectuar observaciones con ese fin durante el eclipse de 1912, propuesta que fue aceptada inmediatamente. En consecuencia, se agregó la construcción de dos cámaras gemelas que se destinarían a estas observaciones.

Se decidió que el mejor lugar para llevar adelante las tareas era la localidad de Cristina, ubicada en el estado de Mina Gerais. La comitiva estuvo constituida por el director, el ayudante Enrique Chaudet, el fotógrafo Roberto Winter y el mecánico James Mulvey. Además de realizar el primer intento de confirmar una de las predicciones de la teoría einsteniana, se harían estudios de la corona solar, fotográficos, fotométricos y espectroscópicos.

Carta enviada por Erwin Freundlich solicitando ayuda al director del ONA, Dr. Perrine, para realizar las observaciones para la verificación de la teoría de Einstein (Museo Astronómico OAC, identificación y digitalización S. Paolantonio)

La comitiva del ONA en Cristina, Brasil, dispuesta para la observación del eclipse total de Sol del 10 de octubre de 1912. Señaladas, las astrocámaras destinadas a las observaciones para verificar la Teoría de la Relatividad. A la derecha vista del entorno (Archivo OAC, identificación y digitalización S. Paolantonio).

El observatorio platense también organizó una expedición, que se instaló en Alfenas, Mina Gerais. Para la ocasión viajó el entonces director, William Hussey, secundado por el astrónomo ayudante Bernhard H. Dawson y el mecánico Henry J. Colliau. El instrumental consistía en dos cámaras, una armada con el objetivo del Astrográfico del observatorio y otra con una lente de 12 metros de distancia focal, perteneciente al United States Naval Observatory, prestada gracias a las gestiones de Perrine. El propósito que se perseguía era principalmente el estudio de la corona solar.

Que ambas instituciones nacionales (el OALP había pasado a depender de la Universidad) organizaran una expedición y al exterior, resulta un hecho singular. No puede dejar de señalarse que los dos observatorios estaban a cargo de directores de origen estadounidense, muy interesados en el estudio de todo lo relacionado con el Sol.

Nuevamente el tiempo jugó en contra, un gran temporal azotó la zona por varios días imposibilitando concretar los trabajos. Desde Córdoba, el eclipse pudo observarse en su fase de parcialidad y fue fotografiado con el Astrográfico por Chester Hawkins y Federico Symonds. A diferencia de los casos anteriores, se realizó una amplia difusión del evento y de las tareas realizadas.

Dos de las fotografías del eclipse de 1912 logradas desde el ONA, publicadas en la prensa local (La Voz del Interior, 11/10/1912).

Para más detalles sobre estas expediciones

Informe del Dr. Hussey al Dr. Joaquín V. González, Presidente de la Univ. Nac. de La Plata (ANEXO)

Dos años más tarde, el ONA planificó una nueva expedición para observar el eclipse total del 21 de agosto de 1914 desde Crimea, a orillas del Mar Negro. Se trató del lugar más lejano visitado por un observatorio argentino para el estudio de estos fenómenos, lo que nunca se volvió a repetir.

Los que viajaron fueron Charles Perrine y James Mulvey, estableciéndose en la localidad de Teodesia. Como en el caso anterior, se prepararon los instrumentos en los talleres del observatorio. Con gran esfuerzo se superaron las dificultades ocasionadas por el largo viaje y en especial por el inicio de la Gran Guerra. En esta ocasión varias instituciones intentarían verificar la teoría de Einstein, sin embargo, la mayoría no pudieron concretar su propósito por la guerra. El observatorio argentino fue el único presente del hemisferio sur. Lamentablemente, una vez más el Sol estuvo tapado por las nubes, pudiéndose lograr solo unas pocas fotografías de menor calidad.

Instrumentos del ONA instalados en Teodesia, para la observación del eclipse del 21 de agosto de 1914. A la derecha, una de las pocas fotografías que se pudieron obtener entre nubes (Archivo OAC, identificación y digitalización S. Paolantonio).

Para más detalles sobre esta expedición

Una tercera expedición se instrumentó y envió a Tucacas, Venezuela, para el eclipse total del 3 de febrero de 1916. Con un presupuesto exiguo, solo pudo enviarse un  encargado, el ayudante Enrique Chaudet, quien con un instrumental reducido pudo en tiempo récord tener todo listo para el momento esperado. Si bien el cielo no estuvo completamente despejado, se pudieron obtener varias fotografías, aunque de menor calidad.

Chaudet junto a los instrumentos del ONA instalados en Tucacas, Venezuela, para la observación del eclipse del 3/2/1916. Una de las fotografía de la corona solar obtenidas en la ocasión (Archivo OAC, identificación y digitalización S. Paolantonio).

Tres años más tarde, se presentó una posibilidad excelente con el largo eclipse total del 29 de mayo de 1919, visible desde Brasil. Perrine preparó todo para aprovechar la gran oportunidad, pero no pudo obtener la autorización necesaria del Ministerio del que dependía. Seguramente los grandes gastos de tres excursiones sin resultados contribuyeron a la decisión negativa. Finalmente el Sol brilló, las condiciones climáticas resultaron las adecuadas y la predicción de la famosa Teoría de la Relatividad logró ser realizada por las expediciones inglesas (con la invalorable contribución brasilera).

Imagen de una de las placas existentes en los archivos del Observatorio Astronómico de Córdoba del eclipse del 29/5/1919 (Archivo OAC, identificación y digitalización S. Paolantonio).

Continúa parte II

Notas

[1] ↑  A los efectos de este texto se considerará el actual territorio de la República Argentina, sin considerar el sector antártico, independientemente de la época a la que se esté haciendo referencia. La información sobre los eclipses fue tomada del Nasa Eclipse Web Site (https://eclipse.gsfc.nasa.gov/solar.html).

[2] ↑ Las trayectorias de las sombras de los mapas mostrados en este artículo fueron tomadas de Nasa Eclipse Web Site (https://eclipse.gsfc.nasa.gov/solar.html).

[3] ↑ El único instrumento que se adquirió durante la época fundacional relacionado al estudio del Sol, fue un “Espectroscopio de Protuberancias” fabricado por el Dr. M. Gottfried Tauber de la ciudad de Leipzig de Alemania, el que nunca fue utilizado (Paolantonio, 2012).

[4] ↑ Ubicado entre Mercurio y el Sol, Vulcano explicaría el comportamiento anómalo del movimiento del perihelio de la órbita de Mercurio. La posibilidad de la existencia de este nuevo planeta fue tomada muy en serio luego del éxito logrado al predecir la presencia de Neptuno. Nunca fue encontrado y la explicación del comportamiento de Mercurio provino de la Teoría de la Relatividad.

[5] ↑ La elección de este material se debió a su mejor comportamiento ante los bruscos cambios de temperatura que ocurren durante la fase de totalidad del eclipse (Minniti y Paolantonio, 2009).

Referencias

  • Gershanik, S. (1979). El Observatorio Astronómico de La Plata, en Evolución de las ciencias en la República Argentina 1923-1972, Tomo VII, Sociedad Científica Argentina.
  • Minniti, E. y Paolantonio, S. (2009). Córdoba Estelar. Historia del Observatorio Nacional Argentino. Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba: Editorial de la Universidad. Disponible en: http://www.cordobaestelar.oac.uncor.edu/
  • Paolantonio, S. (2012). Primeros espectroscopios adquiridos por el Observatorio Nacional Argentino. Disponible en https://historiadelaastronomia.wordpress.com/documentos/espectroscopios/ .
  • Paolantonio, S. (2017). Orígenes de la astronomía amateur argentina. Disponible en https://historiadelaastronomia.wordpress.com/documentos/amateurs/.
  • Paolantonio, Santiago (2010). El observatorio astronómico del convento de Santo Domingo. Disponible en: https://historiadelaastronomia.wordpress.com/documentos/santo-domingo/ .
  • Paolantonio, Santiago y Minniti, Edgardo (2001). Uranometría Argentina. Historia del Observatorio Nacional Argentino. OAC-SECyT UNC. Córdoba.
  • Porro Di Somonzi, F. (1909). Observaciones varias en el refractos ecuatorial Henry-Gautier. Observatorio Astronómico UNLP, Nueva Serie Nº3, Buenos Aires.

 

Este documento, texto e imágenes, está protegido por la propiedad intelectual del autor. Puede hacerse libre uso del mismo siempre que se cite adecuadamente la fuente:

Paolantonio, S. (2018). Observaciones de eclipses de Sol realizadas en Argentina  (1810 – 1950) I. Disponible en https://historiadelaastronomia.wordpress.com/documentos/eclipses/. Recuperado el … (indicar la fecha).

No se autoriza el uso de la presente obra para fines comerciales y/o publicitarios. Ante cualquier duda dirigirse a: paolantoniosantiago@gmail.com.