En una visita que una mañana realizara el autor al Observatorio Astronómico de Córdoba, entrevistó al Dr. Martín Alejandro Leiva quien sonriendo le manifestó que se hallaba en la institución el astronauta Belisario. Entonces le requirió que se lo presentara y – sonriendo aún más – le manifestó que con gusto. Ambos se trasladaron a un cubículo donde entre mucho instrumental y otros bártulos estaba la cápsula espacial que había trasladado al ilustre al espacio, con el ratón embalsamado en su interior. Grande fue la sorpresa ¡El susodicho astronauta pesaba solo 320 gramos!