por Santiago Paolantonio
Descargar en pdf (2,12 Mb)
Los modernos observatorios astronómicos ópticos, con instrumentos tecnológicamente muy avanzados, demandan recursos económicos considerables tanto para su instalación como para su funcionamiento. Requieren localizarse en lugares con cielo de óptima calidad y que aseguren el mayor número de días despejados posible, permitiendo de este modo el máximo provecho de la inversión. Se suman a las exigencias astronómicas, cuestiones vinculadas con la facilidad de acceso e infraestructura necesaria.
Son muy pocas las zonas de la Tierra que cumplen con los requerimientos extremos en un mundo con creciente contaminación lumínica, polución atmosférica y en permanente conflicto.
Durante el siglo XX se realizaron numerosas campañas de caracterización de sitios para la práctica astronómica, las que llevaron a la instalación de grandes concentraciones de telescopio en el norte de Chile, las islas Hawaii y las islas Canarias. Hoy este tipo de estudios se han perfeccionado y se llevan adelante sistemáticamente cada vez que se propone la instalación de un nuevo instrumento.
¿Se realizaron los estudios correspondientes para decidir la ubicación de los varios observatorios existentes en Argentina?
La localización de los primeros observatorios [1] a fines del siglo XIX en Córdoba, Buenos Aires y La Plata, respondieron a múltiples causas, astronómicas y logísticas, pero principalmente políticas. Similar fue el caso de la expedición de la Carninge Institución, que en 1908 se instaló en San Luis.
En la década de 1910 se efectuó la primera búsqueda de sitio similar a las que actualmente se realizan, en oportunidad de la planificación de la que sería la Estación Astrofísica de Bosque Alegre, hecho muy poco conocido.
En 1935, se inaugura el Observatorio de Física Cósmica en San Miguel y más tarde en los años 50, el Observatorio Félix Aguilar en San Juan. En ambos caso, su localización se decidió una vez más en base a cuestiones principalmente extra astronómicas.
Para encontrarse nuevamente con estudios específicos tendientes a la caracterización de sitios astronómicos, deberá esperarse, ya en la segunda mitad del siglo XX, a los realizados para el Observatorio Austral Yale – Columbia y el complejo que albergaría el telescopio de 2,15 m en El Leoncito, San Juan.
El último de estos trabajos realizados en Argentina, fue llevado adelante por el Instituto de Astronomía Teórica y Experimental, del Observatorio Astronómico de Córdoba, en cooperación con el Observatorio Europeo Austral, en el cordón Macón en la provincia de Salta, dentro de la campaña para decidir el emplazamiento del telescopio gigante de 42 metros de diámetro planificado por el consorcio europeo.
Se detallan a continuación las circunstancias que se dieron en cada uno de los casos mencionados.
Los primeros observatorios
Cuando en 1865 el Dr. Benjamin Gould realiza la propuesta para realizar una expedición astronómica en Argentina al entonces Ministro Plenipotenciario en Estados Unidos, Domingo F. Sarmiento, que luego se convertiría en el primer observatorio astronómico del país, sugiere el lugar para establecerla:
“después de estudiar e inquirir mucho acerca de los parajes más adaptables a observaciones astronómicas, he arribado a la convicción de que la ciudad de Córdoba en vuestra República, por su posición geográfica, la pureza de su atmósfera, la excelencia y salubridad de su clima, y el conveniente acceso para los materiales requeridos para un Observatorio; así como también por estar libre de los temblores de tierra, que tan frecuentes son en la parte occidental de aquel Continente, reúne condiciones favorables para un Observatorio Astronómico, superiores a cualquier otro punto que pudiera ser convenientemente elegido.” (Carta de B. Gould a D. F. Sarmiento, Cambridge 14 de octubre de 1865. Museo Sarmiento)
El texto pone en evidencia que el astrónomo había requerido información sobre las condiciones climáticas de la región – la que nunca había visitado –. Los informantes fueron el Teniente James M. Gilliss y el Ministro Sarmiento (Gould 1885).
Gilliss había comandado una expedición astronómica a Santiago de Chile entre los años 1849 y 1952, la que a su retiro se convertiría en el Observatorio Nacional (Ver en este blog “Nacimiento de la Astronomía Chilena”) de aquel país (Minniti y Paolantonio 2005). Gould colaboró en algunos trabajos realizados en la expedición y podría considerarse amigo de Gilliss. El teniente conocía las condiciones de la zona por uno de sus ayudantes, el alférez Archibald MacRae, quien cruzó la Argentina desde Santiago de Chile a Buenos Aires realizando mediciones magnéticas, a través del camino que pasaba por Río Cuarto (McRae 1855), unos 200 kilómetros al sur de la capital. Por lo tanto, el conocimiento de Gilliss sobre Córdoba era muy indirecto.
Sin bien Sarmiento conocía la ciudad mediterránea bastante más que Gilliss, difícilmente tendría suficiente información para juzgar sobre las bondades astronómicas del lugar.
Luego de algunos años de inaugurado el Observatorio Astronómico Nacional, Gould señala que las condiciones ambientales cordobesas no resultaron ser las más propicias para el ejercicio astronómico continuado.
«El clima de Córdoba no correspondió a mis esperanzas. Sabiendo que no había lluvias durante medio año, recordando la admirable continuación de tiempo favorable que Gilliss experimentó en Santiago, contaba con abundancia de cielo sin nubes. Pero, con pena, pronto adquirí la evidencia de que la carencia de lluvias de ningún modo implica ausencia de nubes; y juzgando por lo que recuerdo, no estimaría las buenas noches en Córdoba más numerosas que en Boston,… El cielo suele hacer jugarretas nublándose de repente precisamente al anochecer de un día magnífico, o cubriéndolos en pocos minutos con un velo de niebla, sin previo aviso.». (Gould 1874)
Sus palabras dejan en claro cuáles fueron las suposiciones en que basó su decisión para elegir el sitio para el observatorio.
En compensación, cuando el cielo estaba despejado su transparencia era extraordinaria, superior a todo lo que Gould había visto (Gould 1879).
El error fue producto de que para la época de la inauguración de este observatorio, no existían registros sistemáticos que permitieran deducir la nubosidad y otros parámetros relacionados [2], de modo que toda decisión en este sentido sería subjetiva.
De todos modos, si se analizan las alternativas de localización del observatorio en el territorio argentino, la zona oriental del país, dominada por grandes ríos, tiene un clima desde el punto de vista astronómico muy malo por la elevada humedad.
Izquierda: ubicación del Observatorio Nacional en la ciudad de Córdoba, 1871 (Paolantonio y Minniti 2001). Derecha: zona A, desechada por los temblores, zona B, desechada por la humedad, zona C dominada por los pueblos indígenas. La línea azul marca la primera línea férrea del país, inaugurada en 1870 apenas un año antes que el observatorio. La línea verde indica la línea del telégrafo (S. Paolantonio/2010).
Cerca de la cordillera se sucedían los temblores que Gould quería evitar a toda costa dada la experiencia sufrida por Gilliss.
Al sur de Río Cuarto, por donde pasaba la línea de fortines, era un territorio dominado por los pueblos indígenas.
La elección en consecuencia, debía limitarse a la zona central o norte del país.
A Gould le interesaba Córdoba por ser sede de la única universidad nacional, en la creencia que ello le permitiría obtener personal idóneo de apoyo para su emprendimiento.
Para Sarmiento se trataba de una tierra que le resultaba favorable por la presencia de muchas amistades, en particular los Vélez. Con la universidad, un observatorio astronómico y la futura Academia Nacional de Ciencias, esperaba que Córdoba se constituyera en un polo cultural.
Otros factores que influyeron en forma determinante la elección de la ciudad mediterránea fue la llegada en 1870 del ferrocarril y el telégrafo. El primero vinculaba la ciudad con Rosario, puerto que permitía una comunicación segura y económica con alta mar, lo que facilitaría el traslado de los instrumentos y elementos necesarios. El telégrafo, posibilitaría una comunicación fluida con Buenos Aires, sede del gobierno nacional, y con las instituciones científicas del exterior.
El Observatorio Nacional Argentino pocos años después de su inauguración. De derecha a izquierda: la casa de los astrónomos ayudantes, la sede del observatorio y la casa del director. En esta imagen puede verse el inhóspito entorno en que se encontraba el instituto a pesar de estar a muy poca distancia del centro de la entonces pequeña ciudad de Córdoba (Archivo OAC, digitalizada e interpretada por el autor).
En resumen, en la elección del emplazamiento de la sede del primer observatorio argentino, sin bien se tomaron en cuenta las condiciones astronómicas del lugar, las cuestiones prácticas y principalmente políticas fueron las determinantes (Paolantonio y Minniti 2001 y 2009, pp. 59-61; Minniti y Paolantonio 2009, pp. 32-34).
El observatorio de la ciudad de La Plata tuvo su origen en una iniciativa del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha.
En 1881 el Observatorio de París solicitó el apoyo de las autoridades provinciales para la observación del tránsito de Venus que ocurriría 6 de diciembre del año siguiente. El primero de noviembre del 81, Rocha designa una comisión que se encargaría de la organización de los trabajos para la observación del evento. Entre sus miembros se encontraba el militar francés Francisco Beuf, en ese momento director de la Escuela Naval y su observatorio (Gershanik 1979, pp. 9-10) – Beuf se convertiría más tarde en el director de la institución platense –. También se ordena la compra de un cronómetro y un refractor Gautier de 21,6 cm de diámetro de objetivo (Hussey 1914; Chaudet 1929, p. 11), los que luego pasaría a formar parte de un nuevo observatorio.
Mientras que la propuesta de la expedición astronómica realizada por Dr. Gould, se convierte en la oportunidad para que Sarmiento concrete su idea de crear una institución científica nacional, el observatorio de Córdoba (Paolantonio y Minniti 2001), la propuesta francesa de observar el tránsito de Venus fue el desencadenante para que se hiciera realidad el anhelo de Dardo Rocha de apoyar los estudios de las ciencias (Gershanik 1979, p. 10), con la fundación del Observatorio de La Plata.
El origen provincial de esta institución, territorio de Buenos Aires limitó el área para instalarla al. La creación de la naciente ciudad de La Plata como futura sede del gobierno de la provincia – cuando en 1881 la ciudad de Buenos Aires se convirtió en la capital federal del país –, facilitó la disponibilidad de lugar y dinero para construir las edificaciones necesarias.
El Observatorio Astronómico de La Plata en 1926 (Universidad Nacional de La Plata en el año 1926, Buenos Aires 1927, p. 129.).
Por decreto del 29 de septiembre de 1882 se solicita a la comisión el estudio de:
“…las cuestiones relativas a la instalación del Observatorio Astronómico en la Nueva Capital, debiendo comprender este estudio la elección del sitio, planos y presupuestos de los edificios…” . (Gershanik 1979, p. 10)
Ubicación del Observatorio Astronómico de La Plata (derecha, base imagen Earth Observatory Nasa, 2003. Izquierda base imagen Google Earth.).
El 18 de octubre de ese mismo año se promulgó la ley provincial N° 1579, que autoriza la construcción de diversos edificios públicos para la nueva capital, entre los que figuraba un observatorio astronómico.
“La ciudad de La Plata fue trazada según un plan magnífico, con calles y diagonales amplias y plazas en las intersecciones de éstas, en forma semejante al trazado de la ciudad de Washington. El más grande y conocido de los parques es el «Parque Iraola» comúnmente conocido con el nombre de «el Bosque». Dicho parque fue construido hace muchos años, aun antes de la fundación de La Plata, cuando el Señor Martín Iraola Pereyra, propietario de una estancia cuya extensión abarcaba próximamente ocho leguas cuadradas, fijó su residencia en este lugar y plantó alrededor una verdadera selva en gran parte de eucaliptos, los cuales ya han llegado a su completo desarrollo, formando magníficas hileras a los costados de las avenidas que se dirigen en este sentido desde la ciudad, colocándolas entre las más esplendidas de la Argentina.
Se ha construido un lago artificial que rodea una isla, en la que existe un teatro; frente al lago está situado el Jardín Zoológico que cuenta con un gran número de ejemplares.
El Museo y el Observatorio están situados uno cerca del otro, también en la región del parque, a un kilómetro de donde empieza la ciudad y a dos del barrio más comercial de la misma.
Rodean el parque otros departamentos de la Universidad: el Instituto de Física, que cuenta con una extensa colección de instrumentos; el Colegio Nacional, que además de su edificio principal cuenta con casas de residencia para una parte de los estudiantes, que habitan en el colegio en calidad de internos; La Facultad de Ciencias Físicas, Matemáticas y Astronómicas; y la Facultad de Agronomía y Veterinaria con sus jardines experimentales.” (Hussey 1914)
Como era previsible, la ubicación cercana a grandes extensiones de agua, en general no fue favorable para la práctica astronómica.
El Observatorio de Marina (hoy Naval Buenos Aires) fue creado por decreto del 16 de agosto de 1881.
Tenía como tarea fundamental el emitir la señal horaria a los buques anclados en la dársena, por medio de una señal visual. Como consecuencia, la elección del lugar no podía ser otro que Buenos Aires, en un punto cercano al puerto. Su primera sede se ubicó en calle Bella Vista – hoy Quintana – entre Callao y Ayacucho, y la barranca que daba al río (Cifuentes Cárdenas y Nicodemo 2009, p. 298).
Como se indicó, F. Beuf fue su primer director, quien renunció para asumir la dirección del Observatorio de La Plata. En esa oportunidad fue reemplazado por Eugene Bachmann, ex astrónomo del Observatorio Nacional y profesor de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba (Paolantonio y Minniti 2001; Minniti y Paolantonio 2009, p. 487).
Estación astronómica en San Luis
En 1908, el Departamento de Astronomía Meridiana de la Carnegie Institution de Washington, organizó una expedición con el propósito de determinar posiciones estelares del hemisferio celeste sur. Esta empresa fue propuesta y llevada adelante por el Dr. Lewis Boss, Director del Observatorio Dudley de la ciudad de Albany – en su momento dirigido por Benjamin Gould – y del mencionado departamento de Astronomía Meridiana.
Con el objeto de seleccionar el lugar para la instalación del instrumento, se contemplaron varias posibles ubicaciones en Sudamérica, Sudáfrica y Australia.
En 1906, durante una visita a EE.UU. del Dr. Walter G. Davis, director de la Oficina Meteorológica Argentina, fue consultado por Boss sobre la posibilidad de encontrar en Argentina un lugar adecuado para establecer la expedición.
Vista de las instalaciones de la estación astronómica de San Luis y su entorno (Tucker 1912, pp. 33-34).
Davis había trabajado en el Observatorio Nacional desde 1876 y quedado a cargo de la Oficina Meteorológica en 1885, luego del retiro de Gould (Paolantonio y Minniti 2001).
Más allá del conocimiento que se tenía de las importantes contribuciones realizadas por la astronomía argentina, seguramente la consulta se debió al hecho que la expedición planificada estaría a cargo de Richard Tucker, quien también formó parte del plantel del observatorio cordobés entre 1883 y 1895, amigo de Davis y conocedor de las costumbres del país (Minniti y Paolantonio 2009, pp. 303-305; Tignanelli 2008, pp. 56-57).
El Dr. Davis sugiere entonces como mejor emplazamiento, dadas sus condiciones climáticas y de acceso, a San Luis, lugar que visitó personalmente.
La promesa de un sitio adecuado y la posibilidad de apoyo del Gobierno Nacional así como del estado provincial, logrados gracias a los buenos oficios de Davis, decidieron a Boss por esta alternativa.
Ubicación de la Estación Astronómica de San Luis de acuerdo a las coordenadas indicadas en el Catálogo de San Luis (Roy et al 1928). Abajo se indica el lugar, hoy en plena ciudad (Base imagen Google Earth). Sobre la determinación de la ubicación actual ver el detallado análisis incluido en Tignanelli 2008, pp. 69-77.
La promesa fue cumplida con creces, el círculo meridiano para llevar a cabo las observaciones y demás pertrechos entraron al país sin abonar aduana, además, la ciudad de San Luis le proporcionó incondicional apoyo para concretar el emprendimiento. La entrada y salida del personal también se vio sumamente facilitada gracias a la intervención oportuna de Davis (Minniti y Paolantonio 2009, p. 304).
A pesar que las condiciones climáticas no fueron tan buenas como las esperadas, tuvieron una racha de noches despejadas, estableciéndose un récord en el número de mediciones (Roy et al 1928, p. VIII y Tucker 1912, p.18).
Las observaciones en el “Southern Observatory” de la Carnegie Institution, que se llevaron a cabo entre abril de 1909 y enero de 1911, constituyen el “Catálogo de San Luis”.
En este caso si bien se tomó en cuenta la información existente sobre las condiciones meteorológicas del lugar, en ese momento disponible a diferencia de lo ocurrido en la época de la fundación del Observatorio Nacional, no se realizaron estudios específicos para la caracterización del sitio.
(Ver en este blog “Estar en la Punta”)
La primera búsqueda de sitio astronómico realizada en Argentina. Estación Astrofísica de Bosque Alegre
Cuando en 1910 el Gobierno Nacional autoriza la adquisición de un gran reflector de 1,5 metros de diámetro, en respuesta a la propuesta del director del Observatorio Nacional Argentino, el Dr. Charles D. Perrine, prontamente se inician las tareas para encontrar la mejor ubicación para su instalación (Minniti y Paolantonio 2009, pp. 123-124).
Se llevaron adelante exploraciones de las sierras ubicadas al norte de la ciudad de Córdoba, a partir de las cuales se seleccionaron varios posibles emplazamientos en los parajes de Mendiolaza, Cañada de Gómez, Pampa de San Luis, San Esteban, Casa Bamba y Río Ceballos (Paolantonio y Minniti 2009, pp. 123-124, Minniti y Paolantonio 2009, 403-405).
En cada uno de estos sitios se realizaron mediciones de transparencia y estabilidad atmosférica (Perrine 1926). Se utilizó para estos estudios un pequeño telescopio, con el que se obtuvieron fotografías de trazos estelares, empleando placas de 18 por 24 centímetros, trabajo a cargo de R. Winter y F. P. Symonds (Perrine 1911).
El método consistía en apuntar el instrumento a un lugar determinado del cielo, manteniéndolo fijo y con el obturador abierto por varios minutos. El movimiento de la Tierra producía trazos estelares con forma de arcos de circunferencia, tanto más largos cuanto mayor era el tiempo de exposición. Seguramente, con esta técnica se intentaba determinar la estabilidad atmosférica.
También se incluyeron mediciones continuas de temperatura y presión atmosférica en lapsos de una semana, además de apreciaciones realizadas a simple vista.
En 1913 se eligió a Casa Bamba como el lugar más adecuado. Sin embargo, no sería éste el emplazamiento en el que finalmente se instalaría el telescopio.
En primer plano la usina Casa Bamba, al fondo los cerros donde se instalaría el telescopio de 1,5m. Este primer sitio seleccionado para el gran reflector, se ubica sobre el camino que bordea el Río Sequía entre La Calera y el dique San Roque, a pocos kilómetros de la capital provincial (Fotografía del autor).
A principios de 1915, Henry Reynolds, estanciero conocido del director del observatorio, al enterarse del proyecto ofrece una fracción del terreno de su propiedad para ubicar en ella el instrumento.
Reynolds era el dueño de la estancia “Bosque Alegre”, nombre dado por el hermoso arbolado que circundaba el casco. Proponía donar una fracción de 14 hectáreas, situada en su borde, que incluía un pequeño arroyo que contaba con agua todo el año, desde donde se podría abastecer a la estación del vital elemento.
Una rápida inspección del predio, definió como el punto más conveniente para el instrumento la cima redondeada del cerro San Ignacio, a una altura sobre el nivel del mar de 1.250 metros (Minniti y Paolantonio 2009).
Sitio elegido para instalar el reflector de 1,5 metros. El cerro San Ignacio ha sido aplanado para la construcción de la gran cúpula. Puede verse el camino de acceso que lleva a la cumbre del cerro. Imagen de 1916 (Archivo OAC-Museo Astronómico, digitalizada e interpretada por el autor).
La conveniencia de la donación, la accesibilidad al lugar y las excelentes condiciones atmosféricas, confirmadas por estudios similares a los realizados con anterioridad, decidieron prontamente la aceptación de la misma. El sitio se caracterizó como seco, con escasos vientos por la noche – muy importante para la estabilidad de las imágenes – y cielo diáfano de visibilidad incomparable.
La Estación Astrofísica de Bosque Alegre hoy, vista desde el camino que une la ciudad de Córdoba con la de Alta Gracia. Al fondo las “Sierras Grandes” (Fotografía del autor).
Más de medio siglo de observaciones han mostrado que Bosque Alegre es uno de los mejores lugares que pudo elegirse en la zona, si bien no puede compararse con los sitios antes mencionados descubiertos con posterioridad.
El Dr. Enrique Gaviola, director del observatorio al momento de la inauguración de la Estación Astrofísica, sostenía que hubiera sido mejor localizar el instrumento en la zona norte de Chile, anticipándose a lo que más adelante se haría con los nuevos grandes telescopios. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que para la época en que se inicia el proyecto esto no parecía posible por razones económicas y particularmente políticas (Minniti y Paolantonio 2009).
La Estación Astrofísica de Bosque Alegre fue en Argentina, el primer observatorio cuyo lugar de asentamiento fue científicamente elegido.
(Ver en este blog “Estación Astrofísica de Bosque Alegre, un nuevo aniversario”)
Estación Astronómica Austral “Félix Aguilar”
En 1934 el Ingeniero Félix Aguilar a cargo de la dirección del Observatorio Astronómico de La Plata, propuso extender los trabajos astrométricos que realizaba la institución a determinaciones fundamentales estelares. En particular plantea efectuar mediciones de estrellas próximas al Polo Sur celeste, de gran necesidad en la época.
En consecuencia, toma la iniciativa de establecer una estación astrométrica dependiente del observatorio en la zona austral del país (Paolantonio 2009).
Con este fin, Aguilar inicia la búsqueda del lugar más propicio para la futura “Estación Astronómica Austral” con la ayuda del astrónomo Juan José Nissen.
Ubicación de la Estación Astronómica Austral “Félix Aguilar” (Base imágenes Google Earth).
El sitio finalmente seleccionado se ubicaba en la provincia de Santa Cruz, entre los lagos Viedma y Argentino, al este de la Ruta Nacional N° 40, a unos 5 km al sur del Paso Río La Leona (Paolantonio 2009).
No se tienen referencias sobre cuáles fueron los criterios para elegir este emplazamiento, más allá de la necesidad astronómica de situarse lo más al sur posible por el objetivo que se perseguía y la posibilidad de acceso, una cuestión no menor en la zona.
Las condiciones climáticas eran muy duras y nada adecuadas para la práctica astronómica. Si bien se esperaba poder observar alrededor de 200 estrellas al mes, se logró finalmente un promedio de 150. De hecho, aún antes de inaugurarse ya se señala la no conveniencia del lugar, tomando en cuenta los pocos registros existentes (Slaucitajs 1980).
Si bien la estación estaba muy próxima a la ruta, la falta de movilidad propia provocó un gran aislamiento físico, al que se sumaba la incomunicación por falta una radio adecuada para comunicarse con la Universidad.
Los altos costos de mantenimiento llevaron finalmente a su cierre en la década de 1970 (Paolantonio 2009).
(Ver en este blog “Estación Astronómica Austral Félix Aguilar”)
Observatorio de Física Cósmica de San Miguel
El jueves 12 de diciembre de 1935 se inauguró el Observatorio de Física Cósmica de San Miguel, institución creada por iniciativa del presidente del Consejo Nacional de Observatorios[3], Monseñor (Dr.) Fortunato Devoto, Obispo Auxiliar de Buenos Aires y ex director del Observatorio de La Plata.
Devoto propuso tomar como modelo el Observatorio del Ebro – España – (El Pueblo, 12/12/1935), dirigido en ese momento por el padre Ignacio Rodés y cuyo vicedirector, el Padre Ignacio Puig, se haría cargo de la nueva institución[4].
El observatorio estaría destinado al estudio de los fenómenos que se producen en la atmósfera e interior de la Tierra, en vinculación principalmente con la actividad solar. Contaría también con una sección para medir el magnetismo terrestre y los movimientos telúricos.
Este centro de estudios fue creado con un mínimo de gastos para el erario público, pues el primer pabellón que se puso en funcionamiento aquel día, se concretó gracias a la contribución de empresas y particulares (Puig 1935). El terreno sobre el que se construyó el edificio, pertenecía al Colegio Máximo de San José, de la Compañía de Jesús, el cual de acuerdo a las descripciones de la época se ubicaba al borde del camino que unía San Miguel con Moreno, junto al pueblo de San Miguel y de la línea del Ferrocarril Pacífico (Los Principios, 9/9/1934).
Si bien no hay referencias directas sobre cómo se eligió la ubicación para el observatorio, resulta evidente que se debió a la disponibilidad de un predio que no implicaba gastos y estaba estratégicamente ubicado para aquellos que lo administrarían.
Observatorio Astronómico Félix Aguilar
Luego del movimiento sísmico que azotó la ciudad de San Juan el 15 de enero de 1944, el Poder Ejecutivo Nacional otorgó un subsidio de 400 millones de pesos para su reconstrucción.
El plan preveía la erección de viviendas, escuelas, diversos edificios públicos y un observatorio astronómico:
“…entendiéndose que la enseñanza científica forma parte del extenso programa de reconstrucción” (Universidad Nacional de Cuyo 1953, p. 3).
Las autoridades de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo, el profesor Otto Gamba de la Secretaría de la Comisión Nacional de Energía Atómica y el R. P. Dr. Juan A. Bussolini, Director del Observatorio de Física Cósmica de San Miguel, realizaron las gestiones para concretar la construcción del nuevo observatorio, dentro de la órbita de la Universidad Nacional de Cuyo. No fueron ajenos Bernard Dawson, Carlos U. Cesco – quien sería designado su primer director – y Juan J. Nissen – que dirigió el observatorio durante la formación –, los dos últimos oriundos de San Juan.
La elección del lugar para el nuevo Observatorio al que se llamaría “Félix Aguilar” en honor al destacado astrónomo sanjuanino que fuera director del observatorio de La Plata, fue decidida por la disponibilidad de un terreno en las afueras de la ciudad de San Juan donado por la provincia de San Juan, por lo que ningún criterio de tipo astronómico fue seguido[5].
(Ver en este blog “Observatorio Astronómico Félix Aguilar”)
Observatorio Austral Yale – Columbia (Estación Astronómica Dr. Carlos U. Cesco) y Complejo Astronómico El Leoncito.
A principio de la década de 1950, se planteó la extensión austral de las determinaciones de posiciones y movimientos propios estelares, destinadas al estudio de la estructura de la Vía Láctea, que estaban sido llevadas adelante desde 1947 en el hemisferio norte por el Observatorio Lick (The Yale Southern Observatory 2010).
Se inició entonces la búsqueda de sitio para instalar un telescopio astrográfico doble de 51 cm de abertura – 20 pulgadas – que se utilizaría para este fin, el cual debía ubicarse en una latitud sur (30° a 35°) similar a la del Observatorio Lick en el norte, y a una altura superior a 2.000 metros (Sanguin 1998, p. 41).
Se estudiaron posibles lugares de emplazamiento en Australia, Sudáfrica y luego en Chile, tarea que estuvo a cargo del Dr. Isadore Epstein de la Universidad de Columbia.
Argentina en ese momento no fue tomada en cuenta por motivos políticos, situación que cambió en 1959.
“A fines del año 1959, se realizó en Córdoba la «Primera Conferencia Interamericana de Astronomía». Con ese motivo visitaron Córdoba distinguidos astrónomos de distintos países, entre los que se encontraban los Dres. Brouwer y Schild (sic) [6].
El Dr. Carlos Ulrrico Cesco, Director del joven Observatorio Astronómico «Félix Aguilar» y que había sido alumno de ellos cuando realizó su Doctorado en el Observatorio de Yerkes (EE.UU.), los invitó a visitar San Juan para conocer el pequeño Observatorio que él en ese momento dirigía.
El Observatorio Astronómico «Félix Aguilar», con su corta pero prolífica tradición astronómica, despertó la curiosidad de estos astrónomos, los que decidieron aceptar la invitación que le había efectuado el Director de ese Instituto.
Al observar la calidad del cielo nocturno sanjuanino, le ofrecieron al Dr. Cesco, incluir a la Argentina en el programa de búsqueda, encargándole la dirección de la campaña.
Para entrenar en el manejo de la cámara Danjon, (instrumento con el que se iba a efectuar la investigación), al personal que realizaría la búsqueda de sitio, vino a nuestra Provincia el Dr. Isadore Epstein del Observatorio de Columbia.
La campaña duró tres años y en ella tomaron parte como observadores, Gabriel Sánchez, Juan G. Sanguin, Arlongton Rollán y Wálter Manrique.” (Sanguin 1998, pp. 46-47)
Corresponde aclarar que la reunión se inició en el Observatorio de La Plata el 30 de octubre de ese año, y el domingo primero de noviembre los participantes se trasladaron a la ciudad de Córdoba en un avión fletado con ese fin, continuándose las deliberaciones en el Observatorio Astronómico hasta el 3 de noviembre (Asociación Argentina de Astronomía, pp. 69-70) [7].
Izquierda: Telescopio astrográfico doble. (Estación Astronómica Dr. Carlos U. Cesco, Fuente OAFA, http://www.oafa.fcefn.unsj-cuim.edu.ar/aaa51/PF.htm). Derecha: Cúpulas del astrográfico doble y el reflector “Perrine” de 76 cm (Estación Astronómica Dr. Carlos U. Cesco, Fuente OAFA, http://www.oafa.fcefn.unsj-cuim.edu.ar/Galeria/Cupulas1.jpg ).
Casi simultáneamente a estos acontecimientos el Observatorio de La Plata toma la iniciativa para la construcción de un gran telescopio. Teniendo en cuenta las poco favorables condiciones astronómicas del lugar en que se ubicaba el observatorio y la antigüedad de los instrumentos con que contaba (Gershanik 1979, pp. 74; López García 1986, p. 11), en 1947, siendo director Guillermo Wallbrecher, se propone crear una estación destinada a estudios astrofísicos – similar a la Estación Astrofísica de Bosque Alegre inaugurada hacía apenas un lustro –, la que contaría con un telescopio reflector del orden de los 3 metros de diámetro. El anteproyecto fue presentado al rector de la universidad en septiembre de 1949 (Wallbrecher 1951, pp. 11-18) [8].
Si bien en el proyecto se plantea la necesidad de iniciar la búsqueda de un sitio adecuado para el instrumento, Wallbrecher propone instalarlo en la finca Samay Huasi, en Chilecito, provincia de La Rioja, como homenaje al Dr. Joaquín V. González, fundador de la Universidad de La Plata (Gershanik 1979, pp. 74). Tempranamente, en marzo de 1948, se envió una comisión para el estudio del lugar, formada por el Ing. Miguel Agabios y el Dr. Carlos Jaschek. Se utilizó un telescopio ecuatorial Bamberg de unos 11 cm de diámetro de objetivo, con relojería y cámara fotográfica, un altacimutal, un teodolito Zeiss, cronómetro, varios instrumentos meteorológicos y una casilla de techo corredizo.
Como topográficamente el lugar elegido no era adecuado se ubicó uno en el paraje denominado La Puntilla, un kilómetro al norte.
La estación funcionó entre el 27 de abril de 1948 y el 1 de junio de 1949.
Ubicación de la estancia Samay Huasi y el lugar aproximado donde se propuso establecer la estación astrofísica (Base imagen Google Earth).
Visualmente se estimó la turbulencia atmosférica mediante la imagen de difracción, el límite de resolución con la observación de estrellas dobles. También se estableció la transparencia atmosférica, determinándose el período de centelleo de las estrellas y estudiando el aspecto de la Luna y los planetas. Fotográficamente se encontró la magnitud fotográfica límite y la agitación de la atmósfera con fotografía de trazos estelares (Gershanik 1979, pp. 74), esto en forma similar a lo realizado para Bosque Alegre.
Se consideró al sitio bastante bueno pero se sugirieron nuevas observaciones.
En 1952, en el plan de gobierno nacional – denominado Segundo Plan Quinquenal – se incluía como proyecto una estación astrofísica en La Puntilla, pero con el propósito de instalar el telescopio reflector de 76 cm – se indica erróneamente 80 cm – del Observatorio Nacional Argentino[9]. El presupuesto era de 1.330.000 pesos moneda nacional (Presidencia de la Nación, pp. 55-56). Se trataba de un paso intermedio a la espera de la concreción del Gran Telescopio[10].
En 1952 se continúa la búsqueda de sitio para el gran telescopio (López García 1986, p. 11), esta vez en las provincias de San Luis y San Juan (Anónimo 1961, p. 31). Los estudios estuvieron a cargo de Laurentino Ascensión Cabrera, Francisco Muñoz y Juan Carlos Berneri, entre otros.
Con el objeto de disminuir los costos y la duración de las campañas del observatorio sanjuanino para el astrográfico y del observatorio platense para el gran telescopio, se acordó compartir los resultados de las comisiones. Con este fin trabajaron un tiempo juntas para determinar las equivalencias entre las observaciones, debido a que contaban con instrumentos distintos y dado que debía tenerse en cuenta las diferentes ecuaciones personales de los técnicos. Posteriormente, con la colaboración del Dr. J. L. Sersic del Observatorio de Córdoba, se establecieron equivalencias con el telescopio de 1,5 m con el objeto de reducir las observaciones realizadas a un telescopio de gran abertura (Sanguin 1998 pp. 47).
Finalmente se exploraron las provincias de Córdoba, San Luis, San Juan, La Rioja y Mendoza.
El método utilizado en estos estudios fue el de Danjon, consistente en observaciones visuales de al menos cinco estrellas brillantes, distribuidas uniformemente en azimut y con distancias cenitales comprendidas entre 0° y 70°, realizadas durante toda la noche a intervalos de dos horas . Se tomaron en cuenta la transparencia del cielo y el centelleo estelar. También se obtuvieron registros de temperatura, humedad relativa, presión atmosférica, vientos, nubosidad y presencia de rocío (López García y Sánchez 1978).
Posiciones relativas de la Estación Astronómica Dr. Carlos U. Cesco y del Complejo Astronómico El Leoncito (Base imagen Google Earth).
En 1963 las Universidades de Yale y Columbia optaron por la estancia El Leoncito, en el departamento de Calingasta en la provincia de San Juan. El observatorio fue habilitado el 31 de marzo de 1965 y operado inicialmente en forma conjunta entre las universidades estadounidenses y de la de Cuyo – hoy de San Juan –.
En marzo de 1967, una comisión reunida en la ciudad de Mendoza en la que participaron astrónomos de los observatorios de La Plata, San Juan y Córdoba, luego de considerar la información disponible propuso como mejor locación para el Gran Telescopio – en ese momento ya adquirido con un diámetro de 2,15 m – una zona muy próxima a la Estación Yale-Columbia (López García 1986, p. 14), poco menos de tres kilómetros al este. En principio recomendaron dos sitios posibles cercanos, el cerro Burek y el situado al oeste de la Ciénaga del Medio – estudiada por la delegación de La Plata desde 1964 –. Finalmente se eligió el cerro Burek.
Izquierda: telescopios empleado para el estudio del punto Ciénaga del Medio. Derecha: telescopio ubicado en el cerro Burek (López García y Sánchez 1978, p. 9).
Sin embargo, por razones presupuestarias[11], en 1976 se toma la decisión de construir el complejo en el sitio denominado Ciénaga del Medio (López García 1986, p. 14), era director del Observatorio de la Plata el ingeniero José Mateo[12].
En agosto y septiembre de 1977 se compararon las condiciones de ambos lugares, tarea que estuvo a cargo de F. López García y G. Sánchez. Se utilizaron para este fin dos telescopios newtonianos de 20 cm de abertura y la misma técnica empleada con anterioridad. Los resultados, expuestos en la 32° Reunión de la Asociación Argentina de Astronomía realizada en el Instituto Argentino de Radioastronomía en 1977, afirmaba que no existían diferencias apreciables entre los mismos (López García y Sánchez 1978, p. 7).
Izquierda: telescopio de 2,15m «Jorge Sahade»(fotografía del autor). Derecha: vista del Complejo Astronómico El Leoncito al noroeste, al fondo la cúpula del telescopio HSH ubicado en el cerro Burek, lugar en que originariamente debía instalarse el “Gran Telescopio” (fotografía del autor).
Fotografía del Complejo Astronómico El Leoncito con vista en dirección al suroeste (fotografía del autor).
El Cordón Macón y el E-ELT
A fines del siglo XX, el Observatorio Europeo Austral planteó la construcción del telescopio denominado E-ELT – European Extremely Large Telescope –, instrumento de una nueva generación, de proporciones gigantescas, con un objetivo de 42 metros de diámetro.
Se inició un programa para determinar el lugar adecuando para instalarlo, el cual debía cumplir con las más altas exigencias en cuanto a la calidad del cielo. En semejante proyecto la accesibilidad al lugar, infraestructura y apoyos de la comunidad regional son sin dudas factores a ser tomados muy en cuenta.
La búsqueda de sitio incluyó Aklim en Marruecos, las Islas Canarias y Ventarrones en el norte de Chile.
A partir del año 2000 también se iniciaron estudios para caracterizar astronómicamente la zona noroeste de Argentina, por iniciativa y a cargo del Instituto de Astronomía Teórica y Experimental del Observatorio Astronómico de Córdoba, en cooperación con el observatorio europeo.
Sitio en que se realizaron las mediciones en el Cordón Macón y detalle de la torre-refugio de los instrumentos (IATE 2010).
Se realizaron un importante número de viajes exploratorios y un detallado análisis de la nubosidad, de los registros sísmicos, aspectos logísticos, topológicos y meteorológicos, de la zona norte del país, en particular la provincia de Salta.
En base a los estudios, se seleccionó un sitio ubicado en el Cordón Macón (24° 38,82’ Sur, 67° 20,24’ Oeste a 4609 m.s.n.m.) 1000 metros por sobre la cercana localidad salteña de Tolar Grande y próximo al salar de Arizaro, el tercero más grande del mundo.
La región tiene una densidad de población muy baja, y una ausencia total de contaminación lumínica, lo cual es un problema en la casi totalidad de los observatorios astronómicos tradicionales.
En el año 2004, se instaló una estación meteorológica autónoma del Departamento de Astronomía de la Universidad de Cornell. A partir del 2005 se iniciaron estudios sistemáticos empleando diversos instrumentos. El MASS (Multi-Aperture Scintillation Sensor) destinado al estudio de la turbulencia atmosférica, el DIMM (Diferential Image Motion Monitor), con el que se midió el tamaño medio de imágenes estelares – denominado seeng –, ambos instalados en un refugio sobre una torre[13], y el TIPPER, medidor de opacidad que permite estimar el contenido de vapor de agua en la atmosfera, este último operado por el Instituto Argentino de Radioastronomía.
En este sitio realmente inhóspito, entre marzo del año 2005 y abril de 2006, se trabajó en un total de 150 noches. Posteriormente, en el 2007 se construyó un camino de acceso y en el 2008 se realizaron mediciones continuas, operando los instrumentos en forma robótica y remota.
Los estudios sísmicos realizados por el grupo GeoNorte de la Universidad de Salta, indicaron que la región seleccionada presenta riesgos sísmicos muy inferiores a la gran mayoría de los sitios ubicados en Chile.
En cuanto al acceso al sitio, existe un camino y la presencia de Tolar Grande se constituye en una ventaja.
Este proyecto estuvo a cargo del Dr. Diego García Lambas, el Ing. Pablo Recabarren y el Dr. Hernán Muriel. Federico Stasyszyn fue el principal responsable de la reducción de datos, mientras que la operación de los instrumentos estuvo a cargo de Ruben Vrech, Victor Renzi, P. Recabarren, F. Stasyszyn, Adrián Otarola, Diego Ferreiro y Diego Amin. La contraparte europea del proyecto fue el Dr. Marc Sarazin.
Los resultados obtenidos a lo largo de ocho años de trabajo y cinco de mediciones, mostraron que el lugar seleccionado presenta condiciones óptimas, comparables o superiores a las existentes en los más importantes centros astronómicos del mundo[14] (Gacía Lambas 2008, Grupo NOROESTE del IATE 2006 y IATE 2010).
Su altura superior a los 4000 metros y la bajísima humedad lo colocan en un lugar de privilegio respecto a los otros sitios candidatos – todos los cuales se encuentran por debajo de esta altura –, en particular en lo que respecta a la observación infrarroja (Recabarren 2010).
Estos estudios confirman que en el territorio argentino existen sitios muy aptos para la práctica astronómica en el más alto nivel, y es deseable que en un futuro no muy lejano se aproveche este hecho con la instalación de instrumentos de nueva generación y de gran tamaño.
(Ver en este blog “El ojo de la Tierra”)
(Ver Imágenes de Tolar Grande por Ernesto Azúa)
Agradecimientos:
El autor agradece la valiosa colaboración del Dr. Carlos López, el Ing. Pablo Recabarren, la Lic. Marta Santos y el Lic. Jesús H. Calderón.
Referencias:
- Anónimo (1961). Universidad de La Plata, Observatorio Astronómico, Síntesis de la labor científica y técnica desarrollada. Revista Astronómica, Asociación Argentina Amigos de la Astronomía, Tomo 9, Número 6, Buenos Aires.
- Asociación Argentina de Astronomía (1960). Boletín N°2, Observatorio Astronómico de La Plata.
- Cifuentes Cárdenas, A. y Nicodemo, C. (2009). Historia del Observatorio Naval Buenos Aires, en Historia de la Astronomía Argentina, Ed. Romero G. E., Cellone S. A. y Cora S. A, Asociación Argentina de Astronomía, Book series, La Plata, pp. 297-306.
- García Lambas, D. et al (2008). Caracterización Astronómica del Cordón Macón, Boletín de Asociación Argentina de Astronomía, Vol. 51, San Juan, pp. 327-330.
- Gould, B. A. (1874). Recepción en Boston al Dr. Benjamin A. Gould director del Observatorio Nacional Argentino por sus compatriotas de aquella ciudad y sus cercanías, junio 22 de 1874.
- Gould,, B. A. (1879). Uranometría Argentina, Catálogo y Atlas. Posiciones y brillos de 7756 estrellas más brillantes que magnitud 7.0, ubicadas dentro de los 100° del polo sur 1875.0, Resultados del Observatorio Nacional Argentino, Volumen 1.
- Gould B. A. et al (1885). Addresses at the complimentary dinner to Dr. Benjamin Apthop Gould, Hotel Vendóme, Boston, May 6, 1885, Press of Thos. P. Nichols, Boston.
- Grupo NOROESTE del IATE (2006). Perspectivas para telescopios ELT en el Noroeste Argentino. Actas del Workshop Astronomía Observacional en Argentina: Problemas y Perspectivas. Editores: P. Benaglia y S. A. Cellone. Asociación Argentina de Astronomía.
- IATE Instituto de Astronomía Teórica y Experimental 2010, Búsqueda de sitios, http://iate.oac.uncor.edu/drupal/node/18.
- López García, F. y Sánchez, G. (1978). Resultados Observacionales obtenidos de la comparación entre el cerro elegido para la instalación del telescopio reflector de 214 cm y el punto ciénaga, Observatorio Astronómico “Félix Aguilar”, Universidad Nacional de San Juan.
- López García, F. (1987). Historia de un telescopio. Boletín de la Asociación Argentina de Astronomía, N° 32, pp. 9-20. Paraná.
- MacRae, A. (1855). Report of a journey across the Andes and pampas of the Argentine provincies, en Gilliss, The U.S. Naval Astronomical Expedition to the southern hemisphere, during the years 1849, 50, 51, 53.
- Minniti, E. R. y Paolantonio, S. (2005). Observaciones en la latitud sur de la América remota, Saber y Tiempo 19, pp. 113-125.
- Minniti, E. y Paolantonio, S. (2009). Córdoba Estelar, Historia del Observatorio Astronómico Nacional. Observatorio Astronómico y Editorial del la Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba.
- Paolantonio, S. y Minniti, E. (2001). Uranometría Argentina, Historia del Observatorio Nacional Argentino, Período Fundacional. SECyT – Observatorio, Universidad Nacional de Córdoba, Primera Edición, Córdoba.
- Paolantonio, S. y Minniti, E. (2009) Historia del Observatorio Astronómico de Córdoba, en Historia de la Astronomía Argentina, Ed. Romero G. E., Cellone S. A. y Cora S. A, Asociación Argentina de Astronomía, Book series, La Plata, pp. 51-167.
- Paolantonio, S. (2009). Estación Astronómica Austral “Félix Aguilar”, tomado de http://www.historiadelaastronomia.wordpress.com febrero 2010.
- Perrine, C. D. (1911). Informe al Ministro sobre el Observatorio Nacional Argentino, año 1910.
- Perrine, C. D. (1926). Site for the large reflector of the Argentine Nacional Observatory. Astronomical Society of the Pacific, N˚ 28.
- Presidencia de la Nación, Ministerio de Asuntos Técnicos 1952, Misión y Tareas de la Dirección General de Observatorios Astronómicos Nacionales en cumplimiento del Segundo Plan Quinquenal (1953-1957), Publicación del Observatorio Astronómico de la Ciudad Eva Perón, Eva Perón, pp. 55-56.
- Puig, I. (1935). El Observatorio de San Miguel, Publicaciones Populares del Observatorio de San Miguel, Buenos Aires.
- Tucker, R. H. (1912). The San Luis Observatory of The Carnegie Institution, Publication of the Astronomical Society of the Pacific, 24, pp. 15-51.
- Tignanelli H. (2008) El Observatorio Astronómico de San Luis, Universidad de la Punta, San Luis.
- Recabarren, P. (2010). Comunicación personal.
- Roy, A. J.; Tucker, R. H. y Varnum, W. B. (1928). San Luis Catalogue of 15.333 Stars for the Epoch 1910, Prepared at the Dudley Observatory, Albany, New York, under the Direction of Lewis Boss (1908-12) and Benjamin Boss (1912), Directors of the Department of Meridian Astrometry of the Carnegie Institution of Washington.
- Sanguin, J. G. (1998). Anales de la Estación Astronómica Carlos U. Cesco, Editorial de la UNSJ: San Juan, pp. 41-48.
- Slaucitajs, S. (1980). La estación astrométrica austral, Informe leído en el Observatorio de La Plata el 31 de octubre de 1973. Boletín de la Asociación Argentina de Astronomía, Vol. 18, p.96.
- The Yale Southern Observatory, Inc., A Brief Description. http://www.astro.yale.edu/astrom/yso.html. Bajado febrero 2010.
- Universidad Nacional de Cuyo (1953) Jornadas Científicas, Inauguración del Observatorio Astronómico «Félix Aguilar» y XXII Reunión de la Asociación Física Argentina. Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
- Wallbrecher, G. O. (1951). Observatorio Astronómico La Plata, Memoria Anual Correspondiente al año 1949. Publicaciones del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de La Plata.
Notas
[1] ← Entre 1828 y 1934, el profesor italiano Ottaviano Fabrizio Mossotti – quien había sido contratado por B. Rivadavia – mantuvo un pequeño observatorio en el convento de Santo Domingo en la ciudad de Buenos Aires, al cual no se hace referencia en este trabajo, pues su ubicación se debió simplemente a que Mossotti residía en esa ciudad. Tampoco se incluye al Instituto Argentino de Radio Astronomía, ni al recientemente terminado Observatorio de Rayos Cósmicos Pierre Auger, por ser, en algunos aspectos, otros los requerimientos para decidir su ubicación dada su naturaleza distinta al de los observatorios ópticos.
[2] ← Los estudios meteorológicos sistemáticos recién se inician con la Oficina Meteorológica Argentina creada en 1872, la que tuvo su primera sede en el mismo observatorio cordobés.
[3] ← El Consejo Nacional de Observatorios es creado el 1/6/1933 por decreto presidencial de A. P. Justo. Este ente, ubicado jerárquicamente inmediatamente por debajo del Ministro de Justicia e Instrucción Pública, tenía como función asesorar al Poder Ejecutivo y las Universidades, en todo lo atinente a la creación y funcionamiento de observatorios. Bajo su órbita se encontraban las estaciones geodésicas del Instituto Geográfico Militar y del Ministerio de Marina, los observatorios de Córdoba y La Plata, el Observatorio Magnético de Pilar, un observatorio heliofísico ubicado en La Quiaca, así como los diversos observatorios sísmicos y oficinas meteorológicas (Minniti y Paolantonio 2009, pp. 466-467). Casi inmediatamente se propone la creación del Observatorio de Física Cósmica, pues ya en agosto de 1934. Puig había arribado al país luego de realizar una gira por Europa comprando instrumentos (Puig 1935, p. 4).
[4] ← El vicedirector fue el Padre Rosanas. Luego de su inauguración, el observatorio fue cedido para su administración a la Compañía de Jesús (Puig 1935, p. 3).
[5] ← De todos modos el cielo sanjuanino resultó ser muy bueno. Lamentablemente, por la cercanía, al crecer la ciudad también lo hizo la contaminación lumínica.
[6] ← Dirk Brouwer de la Universidad Yale y Jan Schilt del Observatorio Rutherfurd de la Universidad Columbia.
[7] ← Se hizo escala en la ciudad de Villa Dolores, donde se visitó la Estación Fotográfica de Satélites dependiente en ese momento del Observatorio Astrofísico de la Smithsonian Institution (Asociación Argentina de Astronomía, p. 69).
[8] ← En el proyecto se indicaba un costo de 11.000.000 pesos moneda nacional. Se señalaba que la estación se denominaría “Estación Astrofísica Argentina Presidente Sarmiento” y el telescopio “Telescopio Perón” (Wallbrecher 1951, p. 11), nombres acordes a la política de la época.
[9] ← Este instrumento, puesto en servicio en 1918, fue construido íntegramente en el Observatorio Nacional, un verdadero logro para la época teniendo en cuenta su tamaño. Posteriormente, en la década de los 40 el Dr. E. Gaviola repulió el espejo perfeccionándolo. Originalmente se concibió como un instrumento que apoyaría al telescopio de Bosque Alegre pero nunca se instaló en la estación. Hoy se encuentra prestando servicios en la Estación Astronómica Cesco con una nueva montura construida en el mismo observatorio de Córdoba (Paolantonio y Minniti 2009, pp. 128-130; Minniti y Paolantonio 2009, pp. 382-384).
[10] ← Transcurrían tiempos muy particulares, ese año el director del observatorio platense, Capitán de Fragata retirado G. Wallbrecher, visitó el Observatorio de Córdoba. En la oportunidad, Wallbrecher disertó para los empleados del establecimiento sobre “La tercera verdad del peronismo”, como parte de las reuniones de adoctrinamiento que debían efectuarse quincenalmente (Diario Meridiano, 22/10/1952, “Serán propulsado los estudios científicos del Observatorio Astronómico de Córdoba”). La ciudad de La Plata había pasado a llamarse Eva Perón y por lo tanto el Observatorio Astronómico Eva Perón.
[11] ← Aparentemente la construcción del camino de acceso al Burek tendría un costo muy elevado por necesitar voladuras en diversos lugares. El camino fue finalmente construido – sin realizar ninguna voladura – a principios de la década del 2000 y hoy en la cumbre del cerro operan diversos instrumentos.
[12] ← Más tarde, la gestión del “Gran Telescopio”, ahora Complejo Astronómico El Leoncito, pasó a la Secretaría de Estado de Ciencia y Tecnología, suscribiéndose un convenio con las Universidades de La Plata, Córdoba y San Juan, años más después con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica (CONICET) del cual hoy depende. El telescopio fue bautizado «Jorge Sahade».
[13] ← La torre tiene una altura de 5 metros, fabricada por la firma Astelco, cuenta con un refugio de lona que puede comandarse a distancia. Los instrumentos están montados en un telescopio Celestron de 11 pulgadas de objetivo.En el sitio opera además una estación meteorológica Vaisala MAWS 100, sobre una torre de 10 metros de altura, con sensores de dirección y velocidad de viento, temperatura, humedad y presión atmosférica (García Lambas 2008).
[14] ← Los valores de seeng determinados fueron de 0,70 y 0,49 segundos de arco (Grupo NOROESTE del IATE 2006), los que pueden compararse con los de Bosque Alegre y CASLEO que están comprendido entre 3 y 4 segundos de arco.
Este documento, texto e imágenes, está protegido por la propiedad intelectual del autor. Puede hacerse libre uso del mismo siempre que se cite adecuadamente la fuente: Paolantonio, S. (2010). Búsqueda de sitios para la observación astronómica óptica en Argentina. Disponible en https://historiadelaastronomia.wordpress.com/documentos/busqueda-de-sitios-para-la-observacion-astronomica-optica-en-argentina/. Recuperado el… (indicar la fecha). No se autoriza el uso de la presente obra para fines comerciales y/o publicitarios. Ante cualquier duda dirigirse a: paolantoniosantiago@gmail.com.
Your site was extremely interesting, especially since I was searching for more info on this just sa few days ago.
Hey there, what a great material in your blog listed here
whoah precisely what I was looking for, appreciate it for posting 😉
Awesome share! Thank you very much
Simply wish to say your article is as amazing. The clarity in your post is simply spectacular and i could assume you are an expert on this subject. Fine with your permission allow me to grab your RSS feed to keep up to date with forthcoming post. Thanks a million and please carry on the rewarding work.
I wish more people would write blogs like this that are really fun to read. With all the fluff floating around on the net, it is rare to read a blog like this instead.
I admit, I have not been on this webpage in a long time… however it was another joy to see It is such an important topic and ignored by so many, even professionals. I thank you to help making people more aware of possible issues.Great stuff as usual.