Martín Gil un divulgador de la astronomía

por S. Paolantonio

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De vigorosa personalidad, Martín Gil fue abogado, político y prolífico escritor. Con una especial afición por la astronomía y la meteorología, actuó a principios del siglo XX tanto en Córdoba como en Buenos Aires.

Martín GilMartín Gil (Los Principios 24/10/1926)

Nació el 23 de octubre de 1868 en la ciudad mediterránea, tres años antes de la inauguración del Observatorio Nacional Argentino con sede en la misma.

Perteneciente a una familia con un buen pasar económico, hijo de Isaías Gil y Secundina Martínez Carranza. Su padre fue un importante abogado, profesor universitario, Diputado Nacional por Córdoba (1884-1888) y autor del proyecto de Ley Orgánica de los Tribunales y del Código de Procedimientos Civil y Comercial de la provincia de Santa Fe (1888)[1].

Estudió abogacía en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Se casó con Ernestina Centeno con la que tuvo cuatro hijos [2].

26 de octubre de 1914Político y escritor

Durante la gobernación de Ramón J. Cárcano, entre los años 1913 y 1916, Martín Gil se desempeño como Ministro de Obras Públicas en la provincia de Córdoba, por el partido conservador “Concentración Popular”.

En 1924 fue elegido Senador Provincial y desde 1926 hasta 1930 fue Diputado Nacional por Córdoba por el Partido Demócrata[3].

Gil es un reconocido escritor. Abordó la literatura y la prosa costumbrista, de leve humor. Sus obras fueron: Modos de ver (1903), Agua Mansa (1905), Cosas de arriba (1909), Prosa Rural (1912), Celestes y Cósmicas (1917), Mirar desde arriba (1930), Un anillo desaparecido (1930), Milenios, Planetas y Petróleo (1936), además de un gran número de artículos publicados en diarios y revistas. Fue miembro de la Academia Argentina de Letras[4].

Aficionado a la ciencia

Como aficionado de las ciencias del cielo y la atmósfera, se destacó por su labor como divulgador, produciendo numerosos artículos periodísticos sobre diversos temas y anunciando noticias de interés para el público. Tomó  especial notoriedad a partir de 1907, año en que comienza a publicar regularmente en el periódico porteño “La Nación”.

Su excelente relación con la prensa llevó a que tanto en Córdoba como en Buenos Aires, fuera a quien se consultaba por cuestiones astronómicas o meteorológicas, aún antes que al propio Observatorio Nacional Argentino (ONA) o la Oficina Meteorológica Argentina (OMA). Como ejemplo de esto, pueden señalarse varios artículos publicados en “Los Principios” de Córdoba, entre los cuales el más significativo es el del 25 de junio de 1923, titulado “Don Martín Gil nos habla del incendio observado en el cielo”, oportunidad en la que se lo consulta sobre una noticia con origen en el Observatorio de La Plata, referido a la aparición de una nova, mostrando claramente que éste era el referente y no el Observatorio local. Sus artículos eran leídos y valorados en gran parte del país.

Para comprender su influencia en el público, resulta esclarecedor el comentario realizado por José M. Martínez Carreras – luego empleado del ONA a comienzos de la década de 1930 –, en el que indica:

“El señor Martín Gil ha hecho simpática y atrayente a una ciencia que los sabios con su desmedida afición al símbolo matemático han hecho intolerable aún para muchos que no permitirían ser colocados entre los del vulgo, a secas” (Los Principios, 1/12/1928)

Martín Gil no trabajó en el Observatorio Nacional

Algunos autores han señalado incorrectamente que cumplió tareas en el ONA. No existe ninguna referencia a M. Gil en los libros de sueldos, ni en los copiadores existentes en la institución. Además, la lectura de la correspondencia entre Perrine – George E. Hale deja en claro que no trabajó en el observatorio.

La confusión probablemente parte de su gran presencia en los medios de prensa de la época, los que con frecuencia mezclaban los dichos de Gil con la información dada por el ONA. Muestra de esto es la nota aparecida en Los Principios el 24 de octubre de 1926, referida al 55 aniversario del Observatorio, en la que se incluye una fotografía de Martín Gil entre las de los directores y empleados de la institución. El propio Martín Gil toleraba esa errónea situación.

El observatorio

Martín Gil instala en su vivienda ubicada en Av. Argentina 104 un pequeño observatorio, con una cúpula giratoria que daba cobijo a un refractor Zeiss con objetivo triplete de 180 milímetros de diámetro y 2.540 mm de distancia focal. Contaba con montura ecuatorial y sistema de seguimiento – controlado por un regulador de fuerza centrífuga –, además de diversos accesorios: helioscopio de un prisma, espectroscopio estelar, así como varios filtros[5]. Se trataba de un telescopio muy considerable para la época.

Aunque no hay referencias, seguramente contaba con algunos instrumentos meteorológicos.

Entre 1903 y 1904 se asoció a la Société Astronomique de France[6].

Fue también socio de la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía, en la que figura en la categoría “socio fundador” en 1929[7]. Sin embargo, a partir de 1931 ya no figura en las listas de socios.

Observatorio casa Martín Gil Martín Gil observando por su telescopioObservatorio y telescopio de Martín Gil (Caras y Caretas 1914)

Artículos publicados

Los artículos publicados por Gil muestran que abordaba numerosas temáticas astronómicas – planetas, eclipses lunares, cometas, etc. –. Varios de estos trabajos pueden leerse en su libro Celestes y Cósmicas de 1917[8].

Sin embargo, su interés principalmente se centraba en el Sol y su influencia sobre la Tierra, particularmente su vinculación con fenómenos meteorológicos y sísmicos.

“…trátase [el Sol] nada menos que del motor y regulador supremo de nuestro sistema;… (pag. 5)

…La política universal, o si se quiere, la tranquilidad de los pueblos y por lo tanto la de sus mandatarios, reyes, emperadores o presidentes, depende más directamente de los ciclos del sol que de las cámaras y de los ejércitos. El lector o lectora iniciado en los secretos del sol, no necesita aclaración del punto. Quizá podría asegurarse que las fechas de los grandes trastornos político-sociales registrados por la historia universal, coinciden con las épocas de sequías, es decir, con un estado del sol, hoy por hoy, bastante bien calculado… (pag. 6)

… Creo haber cumplido el propósito que me forjé hace tres o cuatro años: divulgar en mi país, desde las altas columnas de La Nación, con la letra y con el hecho, las interesantes y fecundas teorías sobre sismología y meteorología, que si no son de ayer, ahora comienzan a imponerse, por más que refunfuñen y se hagan rastra los sabios cristalizados. (pag. 10) Sic (Celestes y Cósmicas, enero 1912)

Se trataban de muy buenos textos de divulgación que eran recibidos favorablemente por el gran público.

Pronóstico del tiempo de M. Gil en la prensa. Izquierda enero 1927, derecha 8/1/1927.

Realizaba con frecuencia pronósticos meteorológicos.

Llaman la atención algunos de otra naturaleza bastante singulares y osados, tales como los que pueden leerse en el siguiente fragmento y los recortes incluidos a continuación.

[Sobre la influencia del Sol]…Hasta para las muchachas de cierta edad no muy florida, pero siempre en estado de merecer, inclusive las viudas jóvenes, se aumentan las probabilidades de matrimonio según los períodos del sol. Desde 1911 hasta más o menos 1915, ellas tendrán derecho de especular honestamente en una discreta transacción matrimonial. Después de esa fecha, la curva comenzará a bajar… (Celestes y Cósmicas, 7-8)


Diario Santa Fe

Pronósticos que incluyen la anticipación de sismos publicados en la prensa santafesina. («Información Cultural de Santa Fe”)

De la lectura de lo publicado puede deducirse que sus predicciones se fundaban en la observación de la actividad solar, presencia de manchas y fáculas.

En “Solos Solares” de noviembre de 1911[9], explica en función de diversos escritos cómo es que consideraba que se daba la influencia solar, la que en síntesis era básicamente de índole eléctrica.

De que el Sol es un cuerpo electrizado a un potencial gigantesco, no hay la menor duda, por más inconvenientes de gabinete que se opongan.

No hay duda tampoco, puesto que lo comprobamos, que la Tierra es un cuerpo electro-magnético como los demás planetas, y que debe existir un intercambio de acciones y reacciones entre el Sol y estos cuerpos,… (pag. 24-25)

…la regla general es que una región activa en el Sol siempre produce una perturbación en la Tierra;… (pag. 26)

…el hecho es que esas fuerzas [eléctricas] llegan del Sol con más o menos intensidad según el estado del astro, cargando las regiones superiores de nuestra atmósfera de un potencial elevadísimo. Por lo tanto, esa carga variará según varíe el potencial del cuerpo inductor o sea el Sol. (pag. 28)

… Al ser retenidos por la atmósfera contribuyen poderosamente a la carga eléctrica de esas regiones, provocando la condensación del vapor de agua, y por lo tanto las lluvias. El Sol, según su estado de actividad, emite mayor o menor cantidad de rayos ultravioletas.… (pag. 30)

Que ¿cómo podría explicarse un temblor desde el punto de vista eléctrico? Una manera de ver es la siguiente: en virtud de la enérgica atracción eléctrica de las regiones superiores de la atmósfera a que nos hemos referido hace un momento sobre la carga negativa a flor de tierra, se produciría un levantamiento insensible del suelo, provocando dislocaciones y desmoronamientos internos allí donde las condiciones geológicas lo permitan, es decir, en las regiones propensas a los sismos. (pag. 35-36) (Celestes y Cósmicas, enero 1912)

Sin embargo, no se ha ubicado referencia a los métodos por él empleados. No se conoce tampoco ninguna contribución de M. Gil realizada en revistas científicas, lo que hubiera podido aclarar este aspecto. Sus afirmaciones parecen ser altamente especulativas, tal vez con alguna base estadística – la cual se desconoce –.

Director de la Oficina Meteorológica Argentina

En abril de 1913 aparece en la prensa local[10] la noticia de que el diputado Gerónimo del Barco – compañero de partido de Gil –, presentaría en el Congreso un proyecto de ley[11] solicitando la creación de un Observatorio de Heliofísica y Física Cósmica. El diputado argumenta que los estudios que realiza el meteorólogo cordobés merecían la atención del Congreso. Esta iniciativa, propiciada por Martín Gil en 1912[12], no prosperó.

Posteriormente en 1929, siendo Diputado, el mismo M. Gil presenta un nuevo proyecto de Ley para la “Creación de un instituto de física solar” que tampoco llega a concretarse[13].

La formación de un observatorio que, a diferencia de los existentes hasta ese momento, se dedicaría al estudio de la física solar y cósmica y su influencia sobre la Tierra, recién ocurre en 1938, al inaugurarse el Observatorio de Física Cósmica de San Miguel. Se desconoce hasta que punto Martín Gil participó en este hecho.

En 1915 es propuesto – recordemos que era ministro en Córdoba – para reemplaza al Dr. Walter Davis en la dirección de la Oficina Meteorológica Argentina[14]. Probablemente debido a que hubo resistencia a este cambio – con una fuerte crítica de un diario de Buenos Aires –  Gil no asume el cargo[15].

Ese año su actuar fue reconocido al ser designado Académico Titular de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba [16]. En varias oportunidades la Academia premió a políticos que favorecieron el desarrollo científico convirtiéndolos en académicos, tal el caso de Ramón J. Cárcano, Arturo M. Bas y José Figueroa Alcorta, incorporados en la misma ocasión.

En 1928 Gil presenta un proyecto de ley para la creación de una Dirección de Meteorología e Hidrometría[17].

Finalmente, en 1930 al ser destituido el presidente constitucional H. Irigoyen, ocupa la dirección de la OMA[18] – reemplazando al meteorólogo Roberto C. Mossman –, puesto que mantiene hasta 1932. Hasta el momento no se cuenta con información sobre su actuar en ese puesto.

En este período también se desempeña como vocal del Consejo Nacional de Educación – 9/10/1931 al 10/04/1932[19] – y como profesor en el Colegio Nacional de Buenos Aires[20].

Su relación con el Observatorio Nacional

Como Ministro, propone en 1915 cartografiar la provincia de Córdoba ante la lentitud en el progreso de los trabajos realizado en este sentido por el Instituto Geográfico Militar. Para el emprendimiento pide la colaboración del ONA, solicitando la emisión de la señal horaria por el telégrafo, para la determinación precisa de las longitudes geográficas de algunos puntos claves dentro de la provincia. Finalmente esta iniciativa no se concretó.

Fuera de esta ocasión, Martín Gil no tuvo relación directa con el Observatorio.

En varias oportunidades alagó las direcciones de Gould y John Thome, y en 1909 al asumir el cargo el Dr. Charles D. Perrine, le envió una carta de felicitaciones[21].

Sin embargo, en los años posteriores escribió numerosos artículos adversos a lo realizado en el ONA.

En 1917, asesoró a Gerónimo del Barco[22] para su presentación realizada al Congreso solicitando un informe sobre el ONA, en la que se critica fuertemente su actuar.

Una década más tarde, apoya la propuesta de anexión del Observatorio a la Universidad cordobesa realizada por integrantes de la misma, resistida por Perrine y que le ocasionó numerosos problemas a lo largo de su gestión. No fue ajeno a la visita de Rodés SJ, director del Observatorio del Ebro, organizada con el fin de presionar para concretar la anexión y modificar la organización del observatorio incluyendo entre otras una “Sección de Heliofísica” en Pilar o Bosque Alegre[23].

La relación fue tan mala, que Perrine hace responsable a Gil de instigar permanentemente “confabulaciones” contra el ONA en los ámbitos políticos y académicos, con la intención de lograr su control[24].

Martín Gil fallece en la ciudad de Buenos Aires el 9 de diciembre de 1955 a la edad de 87 años. El telescopio Zeiss fue donado por su familia al Observatorio de Física Cósmica de San Miguel, donde aún hoy se encuentra.

Ecuatorial de Martín Gil en Obs. San MiguelTelescopio de M. Gil en el San Miguel, Buenos Aires (Gentileza EnDiAs)

No puede negarse que Martín Gil fue muy conocido en su época, incluso Julio Cortázar en 1942 en su cuento “Los limpiadores de estrellas” lo cita junto a Enrique Gaviola – en ese momento director del ONA – y a los mismísimos Copérnico y Galileo. Aún hoy, más allá de su obra literaria, se lo recuerda como “meteorólogo y astrónomo” y es citado en numerosas fuentes.

Sin embargo, a la luz de lo dicho, más allá de sus gestiones para la creación de un Observatorio de Física Solar y Cósmica y su breve actuar en la Oficina Meteorológica, parece más justo recordarlo principalmente como un gran divulgador de la astronomía.

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Notas

[1] ← Isaías Gil  ejerce como abogado en Santa Fe y fallece tempranamente a los 43 años de edad («Los que pleitearon en Santa Fe. Abogados inscriptos en la matrícula 1861 – 1900», Información Cultural de Santa Fe, Ministerio de Innovación y Cultura, Gobierno de Santa Fe. Recuperado octubre 2009, de http://www.patrimoniosf.gov.ar).

[2] ← Sus hijos fueron: Ernestina (G.de Anadón), Florencia (G. de Jones), Isaías M. y Martín Dionisio («Quíen es quién en la Argentina, Biografías Contemporáneas», Sexta Edición 1955, Editorial Guillermo Kraft Lta: Buenos Aires. Descargado de Googlo Books 2009).

[3] ← Cámara de Diputados de la Nación. Recuperado enero 2008, de http://www.diputados.gov.ar/.

[4] ← Academia Argentina de Letras, http://www.letras.edu.ar/institucional_denumero_fallecidos.html. En 1936 pronuncia una conferencia en Río de Janeiro en la Academia Brasilera de Letras, sobre “La astronomía del Dante” (Los Principios 29/10/1936). Además de pertenecer a la Academia de Letras, en 1916 ingresa a la Junta de Historia y Numismática.

[5] ← “Con Martín Gil”, Caras y Caretas, 4, 1914.

[6] ← Bulletin de la Société Astronomique de France, París, 1897-1910. En el boletín de 1907, en su página 263 aparece un comentario sobre el envío de M. Gil a esa revista de un artículo publicado en La Prensa de Buenos Aires, fechado el 11/2/1907, refererido la presencia de manchas en el Sol. En la página 470 se incluye un comunicado sobre la observación del eclipse parcial de Sol ocurrido el 10 de julio del mismo año, indicando primer y último contacto de la sobra. En el resto de boletines no se encontró otras contribuciones.

[7] ← Revista Astronómica, Tomo 1, N° 9-10, diciembre 1929.

[8] ← Gil M. 1917 Celestes y Cósmicas, Imprenta Cubas: Córdoba.

[9] ← ib. 7

[10] ← “Observatorio de Heliofísica, una iniciativa de Martín Gil”, La Voz del Interior, 12/04/1913.

[11] ← Cámara de Diputados de la Nación, Proyecto de Ley, expediente N° 128 de 1914, archivado 31/5/1915. Recuperado enero 2008, de http://www.diputados.gov.ar/.

[12] ← ib. 7

[13] ← Cámara de Diputados de la Nación, Proyecto de Ley, expediente N° 686 de 1929, archivado 20/9/1930. Recuperado enero 2008, de http://www.diputados.gov.ar/.

[14] ← Creada en 1872, la OMA fue inicialmente dirigida por el director del ONA, Benjamin Gould, teniendo sede en esa institución. En 1885, al renunciar Gould, la OMA se independiza y asume su dirección el Dr. Davis, quien había sido empleado del observatorio desde hacía varios años. A finales de 1901, la OMA es trasladada a Buenos Aires, permaneciendo en Córdoba la sección Climatología.

[15] ← “De Martín Gil”, La Voz del Interior, 18/04/1915, artículo que escribe desde Saldán, próxima a la ciudad de Córdoba. M. Gil también poseía una estancia en el sur de la provincia.

[16] ← “Tognetti L. y Page C. 2000 La Academia Nacional de Ciencias, Etapa fundacional – Siglo XIX, Córdoba.

[17] ← Creación de una Dirección de Meteorología e Hidrometría. Incluido en el Presupuesto para 1929”, expediente 433 de 1928, archivado el 02/08/1929. Además de varios pedidos de licencia por salud, fue coautor de un proyecto de ley para otorgar “Subsidio de pesos 100.000, para la construcción de la casa de la química como homenaje a Marcelino Berthelot” (Exp. 587/1927) y de otro por la “Construcción de dos puentes de hormigón, en Calamuchita, córdoba” (Exp. 479/1929).

[18] ← Servicio Meteorológico Nacional, Ministerio de Defensa, Secretaría de Planeamiento. Recuperado octubre 2009, de http://www.smn.gov.ar/?mod=htms&id=3.

[19] ← Biblioteca Nacional del Maestro. Recuperado diciembre 2008, en www.bnm.me.gov.ar/la_biblioteca/centro…/nominaauto.pdf

[20] ← Existen referencias en las que se asegura que para esa época es nombrado profesor de Geofísica y Meteorología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (de Córdoba?), cátedra a la que renunció para hacerse cargo en el Colegio Nacional. Sin embargo, esto no pudo ser verificado.

[21] ← Libro Copiador C, 18 de junio de 1909. Observatorio Astronómico UNC.

[22] ← Gerónimo del Barco había sido vicegobernador de Córdoba y sería gobernador entre 1921 y 1922 y fue opositor del gobierno de Irigoyen.

[23] ← Un detallado relato de estos acontecimientos pueden encontrarse en Córdoba Estelar, capítulo 25. Minniti E. y Paolantonio S. 2009 Córdoba Estelar, Historia del Observatorio Nacional Argentino, Observatorio Astronómico – Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba.

[24] ← Correspondencia Perrine – George E. Hale (10 de noviembre de 1933).

Este documento, texto e imágenes, está protegido por la propiedad intelectual del autor. Puede hacerse libre uso del mismo siempre que se cite adecuadamente la fuente: Paolantonio, S. (2009) Martín Gil un divulgador de la astronomía. Disponible en https://historiadelaastronomia.wordpress.com/documentos/martin-gil/. Recuperado el … (indicar la fecha). No se autoriza el uso de la presente obra para fines comerciales y/o publicitarios. Ante cualquier duda dirigirse a: paolantoniosantiago@gmail.com.

9 comentarios en “Martín Gil un divulgador de la astronomía”

  1. Es un magnífico artículo. Mi conocimiento de la historia de la astronomía argentina ha sido hasta no hace mucho bastante escaso. Pasar en pocos minutos de cero a saber lo que sé ahora de Martin Gil, con tal extensión y detalle, sin moverme del escritorio, ni consumir tiempo buscando en libros y peregrinando por las bibliotecas, es un pequeño lujo que me puedo dar gracias a ustedes. Casi podría decir que el volumen de información me apabulla.

    Me ha resultado una delicia ese comentario en Los Principios, de 1/12/1928, (“El señor Martín Gil ha hecho simpática y atrayente a una ciencia que los sabios con su desmedida afición al símbolo matemático han hecho intolerable aún para muchos que no permitirían ser colocados entre los del vulgo, a secas”)

    De paso es bueno que Gil haya hecho lo que hizo, tanto aporte, siendo abogado. Eso aleja prejuicios acerca de lo que uno puede creer que hay que ser para aportar algo a esta ciencia y de paso no subestimar al que llega desde otras actividades, por más disímiles que parezcan (a veces en apariencia). Y si no bastara con el ejemplo de Gil, conviene recordar el caso de Edwin Hubble. Mucha gente se sorprende cuando se entera que primero fue abogado y que ejerció la profesión durante un año, antes de abandonarla por la astronomía, para hacer historia como pocos.

    Bien, seguiré aprendiendo sobre la historia de la astronomía nacional con ustedes. Gracias por la para nada habitual calidad encontrada en este blog.

  2. lA POLIFACÉTICA PERSONALIDAD DE MARTÍN GIL SE EXTENDIÓ AL CAMPO DE LA MÚSICA, ESPECIALMENTE ENTRE LOS GUITARRISTAS, DONDE AÚN EN NUESTRO DÍAS ES CITADO POR SUS COMENTARIOS FAVORABLES AL GUITARRISTA PARAGUAYO AGUSTÍN BARRIOS, MAS ACERTADOS QUE MUCHOS PROFESIOALES DE LA ÉPOCA.

  3. Era compañero de mi abuelo materno, según contaba mi madre. Yo tengo hoy 73 años. Martin Gil era muy poco destacado en el colegio, lo que valió que «ser un gil» fuera sinónimo de tonto. Pero cuando terminó el Nacional, se anotó en el Instituto de Física y Matemática de La Plata y «se destapó de golpe», como decían y fue un verdadero pionero por los trabajos originales que se le atribuyen. Debería conocerse mejor la historia, para hacerle la reivindicación correspondiente a ese hombre tan buen colaborador de la Ciencia.

  4. Quiero dejar un comentario que le escuchara a mi abuelo, el Dr. Telésforo Lozada Llanes, quien por referencias se que fue amigo del Dr. Gil, y de quien herede una guitarra marca Nuñez que fuera del Dr. Gil y que en cierta oportunidad cambiara por un violín con El.
    Comentaba que la frase «están hablando giladas» se origino por el hecho de que el Dr. Gil hacia pronósticos climáticos y a veces erraba de cabo a rabo quedando mal colocado con la opinión del público lector de sus comentarios.
    Héctor Hugo Lozada. Cordoba, Argentina.-

  5. Héctor Lozada, agradecemos mucho su valioso comentario. Había escuchado sobre que el «hacerse el gil» o decir o hacer una «gilada» tenía ese origen, pero no me animé a incluirlo por falta de una referencia concreta … que Ud. está dando. Saludos cordiales. Santiago

  6. Un comentario más, parece que «gil» también se utiliza en México con un significado similar. En algunos sitios señalan que «…derivaría de la caló andaluza gilí (fresco, inexperto)». Tal vez el apellido del divulgador y el término fue simplemente una infeliz (para Martín Gil) coincidencia. Esperemos que alguien que sepa del tema nos pueda ayudar. Saludos a todos. Santiago

  7. Soy bisnieta de Martín Gil y me emocionó mucho el artículo. Muchas gracias.

  8. Tengo una excelente foto del Dr. Gil en su escritorio, que me gustaría compartir, pero no veo ningún link de contacto …

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