Sí, en Historia de la Astronomía nos hemos tomado un merecido descanso, después de un período de intensa actividad, sin abandonar aquellas inquietudes básicas que nos han movido hasta ahora. Una de ellas, la proyección futura de todas aquellas acciones que repasamos de una humanidad que desde esa y las otras ciencias colaterales, nos llevan hacia las estrellas, desde este, el umbral de la Era del Espacio. El crecimiento geométrico de la población y la contaminación ambiental, empujan a los observatorios hacia los desiertos de altura; cuando no a posicionamientos orbitales por ello y otras características naturales de accesibilidad a bandas extremas del espectro. Las demandas de esa humanidad creciente de elementos básicos como el agua dulce, una de las riquezas fundamentales de nuestro continente, que debemos cuidar a ultranza, en defensa de las generaciones futuras; nos ha llevado graciosamente a divagar un poco sobre el tema. Permítasenos por esta vez esa licencia. Es saludable de vez en cuando, tanto para el cuerpo, como para el espíritu. Con las disculpas del caso, aquí va para ustedes…
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