Los eclipses totales de Sol tienen un encanto especial para los humanos, no solo por el despliegue súbito de su magnífica corona, del silencio ambiental repentino, del descenso brusco de la temperatura, de la aparición de las estrellas en pleno día, de la búsqueda de refugio de toda la vida animal que se ve interrumpida por el ingreso brusco de la noche, poniendo la piel “de gallina”; sino también por los retos astronómicos que presentaron a lo largo de los tiempos, conforme lo fuimos mostrando en nuestras notas; desde los viajes a remotos lugares del planeta; la búsqueda – y obtención espectroscópicamente – de nuevos elementos “exóticos”; de Vulcano, ese mítico planeta intramercurial que explicaría las irregularidades en la dinámica del primer planeta del sistema; de cometas, como el caso de Schaeberle en Chile durante la expedición de 1883; etc. Además de todo eso, el acaecido el 21 de Agosto de 1914 tuvo el encanto especial e inesperado de la aventura no prevista…
Leer texto completo en PDF (1,49 MB)