La ciudad de Córdoba, fundada en 1573, cuna de la ciencia argentina, ediliciamente se caracteriza por la profusión de iglesias. Una de las más notables es la del Sagrado Corazón de Jesús, conocida por los vecinos como la “de los Capuchinos”. El templo se caracteriza por la profusión de esculturas y pinturas, tanto en su parte externa como en la interna. Entre las pinturas, llamó la atención del autor las del techo, que muestran un cielo celeste plagado de estrellas doradas. Extrañamente, esta notable obra no es mencionada en las numerosas descripciones existentes, salvo honrosas excepciones.