La determinación de la paralaje solar tuvo notable importancia entre mediados del siglo XIX y principios del siguiente. En un momento constituyó la única manera de obtener con exactitud la distancia entre el Sol y la Tierra. Una de las técnicas para determinarla era la realización de observaciones de un objeto relativamente cercano, tal el caso de Marte o los asteroides. Cuando se descubre el asteroide Eros acaparó el interés del mundo astronómico dado que resultaba ser un candidato ideal para las mediciones de la paralaje solar. En 1931 se organizó una gran campaña para su observación en la que los observatorios argentinos tuvieron un papel destacado.